https://repositorio.sociales.uba.ar/items/browse?advanced%5B0%5D%5Belement_id%5D=39&advanced%5B0%5D%5Btype%5D=is+exactly&advanced%5B0%5D%5Bterms%5D=Capdevielle%2C+Enrique+Francisco&output=atom <![CDATA[Repositorio Digital Institucional Facultad de Ciencias Sociales-UBA]]> 2024-03-29T06:01:57-03:00 Omeka https://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/1173 <![CDATA[No soy un extraño : las músicas en la música de Charly García]]> La obra de Charly García es larga y compleja en significaciones pero consideramos que guarda una unidad y una coherencia internas que es posible rastrear. La vida del artista y su particular manera de entender el mundo se plasma en su música y evoca sus condiciones de producción: la música con la que se formó y los músicos a quienes admira. Su concepto compositivo, cristalizado en sus canciones y en su relación con esa obra, encuentra orígenes que van desde Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven y Frédéric Chopin, hasta los Beatles, pasando por el tango de Piazzolla, la progresiva de los años setenta y el pop de lPart1987

Los ochenta. Esto significa que confluyen en su trabajo las formas más tradicionales de entender la música en la cultura occidental, cuyo mayor exponente es la llamada música clásica matizadas por los aportes que músicas no académicas (y muchas veces no occidentales) introdujeron y que se encuentran muy presentes en las distintas formas de música que se masificaron durante el siglo XX y a las que genéricamente se las denomina populares. Charly García era un músico clásico (o se encaminaba a serlo) hasta que oyó a los Beatles; fue entonces cuando abandonó el piano y tomó la guitarra. Esa metamorfosis dio origen a un artista que no visita como un extraño esos mundos musicales
acostumbradamente contrapuestos, sino que apela a los recursos que ellos ofrecen con total naturalidad, sin forzamientos y sin pretensión de demostrar nada, tal como Mahoma recurre a sus camellos, al decir de Jorge Luis Borges: He encontrado días pasados una curiosa confirmación de que lo verdaderamente nativo suele y puede prescindir del color local; encontré esta confirmación en la Historia de la declinación y caída del Imperio Romano de Gibbon. Gibbon observa que en el libro árabe por excelencia, en el Alcorán, no hay camellos; yo creo que si hubiera alguna duda sobre la autenticidad del Alcorán bastaría esta ausencia de camellos para probar que es árabe. Fue escrito por Mahoma, y Mahoma, como árabe, no tenía por qué saber que los camellos eran especialmente árabes; eran para él parte de la realidad, no tenía por qué distinguirlos; en cambio, un falsario, un turista, un nacionalista árabe, lo primero que hubiera hecho es prodigar camellos, caravanas de camellos en cada página; pero Mahoma, como árabe, estaba tranquilo: sabía que podía ser árabe sin camellos.

Mahoma ignoraba que los camellos eran un distintivo árabe. Algo similar a lo que les ocurre a los dos peces jóvenes del cuento de David Foster Wallace, quienes se cruzan con un pez viejo que los saluda preguntándoles “¿Cómo está el agua?”. Los dos peces se miran y uno le pregunta al otro “¿Qué demonios es el agua?”.

Consideramos que en la historia de Charly García los camellos son dos. O, en términos del cuento de los peces, son dos las vertientes fluviales que desembocan en el mar donde nada el pez García: la vertiente académica (del clasicismo y el romanticismo musicales) y la vertiente beatle (el rock y la canción pop).

En el primer capítulo de esta tesina observaremos con atención cada una de esas dos vertientes para entender los orígenes de cada cosmovisión y sus rasgos más característicos. En primer lugar abordaremos sucintamente la tradición musical postrenacentista a través de algunos de sus máximos exponentes: Mozart, Beethoven y Chopin. Ellos conformaron parte de la formación clásica que recibió García de niño, donde aprendió la técnica pianística, la noción de la música como idea y la filosofía romántica del artista-héroe cuya propia vida forma parte de su obra. Pero fue necesaria la aparición de Please, Please Me de los Beatles en 1963 para que Carlitos se dejara el pelo largo y se convirtiera en Charlie, primero y en Charly poco después. La presencia del grupo británico en el imaginario de García lo introduce de lleno en una tradición que había nacido con el rock and roll a comienzos de la década del cincuenta, una música que tenía una fuerte impronta negra: el ritmo, la actitud, la corporalidad. De esta manera, los dos mundos musicales del argentino se encontraron, conformando su ámbito de trabajo artístico.

Luego de observar el contenido del agua donde se mueve el pez García, debemos continuar mirando más en pequeño. Eso es lo que haremos en el segundo capítulo. Ahora nos interesa conocer su química, las moléculas que conforman el agua y la posibilitan. La unión de las dos vertientes en su desembocadura hace que en la producción de Charly García choquen algunos conceptos provenientes de cosmovisiones muy distintas. Para abordar su análisis, delimitaremos una serie de polos teóricos, planteados como pares de oposiciones:

1) Mente/Idea – Cuerpo: partiremos de la semiótica de Eliseo Verón y la lectura que hace de él Amparo Rocha para entender cómo operan en la experiencia musical lo indicial, por el lado del cuerpo significante como agente primordial del sentido, y lo simbólico, como instancia de sentido en el que el objeto y su signo están separados materialmente. Luego constataremos de qué manera incide en la composición entender la música desde una concepción Mental/Ideal o desde una concepción corporal y los distintos procesos que cada una supone.

2) Música clásica – Música popular: trabajaremos el aspecto social de esta dualidad desde la perspectiva gramsciana de Stuart Hall. Observaremos brevemente cómo se dio en la historia este enfrentamiento cultural tomando como referencia los estudios sobre el carnaval renacentista de Mijail Bajtin y de Peter Burke. Luego veremos cómo funciona esa tensión cultural en el caso argentino con el Teatro Colón, por un lado, y el recital de rock, por el otro. Para esto contamos con los trabajos de Claudio Benzecry, en su etnografía sobre los fanáticos de la ópera, de Esteban Buch, sobre la experiencia de la Orquesta de París en Buenos Aires y el recital de Serú Girán en Bariloche, ambos eventos en la misma semana de julio de 1980, y de Pablo Alabarces et. al. sobre los recitales de rock y los orígenes del rock en Argentina como movimiento cultural de masas.

3) Partitura/grabación–Presentación en vivo: realizaremos algunos comentarios sobre cómo la grabación del disco fue convirtiéndose en una suerte de reemplazo de la partitura como original de referencia y su relación con la presentación en vivo. Aquí atenderemos especialmente el rol fundamental que tuvieron los Beatles en la historia de la música para consolidar el concepto del disco como obra artística autosuficiente.

Una vez que examinemos las dos corrientes por separado, y luego de analizar la química del agua, estamos listos para observar al pez en movimiento. En más de cuarenta años de carrera, la obra de Charly García atravesó diversos períodos, tan variados como lo fueron los procesos políticos y culturales que acontecieron en la Argentina de finales del siglo XX y principios del XXI. En el tercer y último capítulo recorreremos cronológicamente la trayectoria de este músico de rock, uno de los más influyentes de nuestro país. Subdividiremos el camino en distintas etapas, demarcadas por el concepto artístico que García perseguía en cada caso, y las analizaremos a través de lo que consideramos discos clave de cada período. Del primer proyecto folk/adolescente con Sui Generis a la primera incursión en la progresiva con Pequeñas anécdotas sobre las instituciones. Del virtuosismo técnico de La Máquina de Hacer Pájaros a la democracia artística en Serú Girán. Del primer proyecto solista con Yendo de la cama al living, pasando por la modernización tecnológica de Clics modernos, a la crudeza de Piano bar. De la muerte del García tal como lo conocíamos en La hija de la lágrima al vuelco definitivo del tablero en Say No More. Y de la locura del Constant Concept a Random.

Para la realización de este capítulo fue necesaria una investigación casi periodística, de recopilación de datos provenientes de libros, diarios, revistas y programas televisivos. Para reconstruir la historia personal y profesional de García (en tanto que ambas tienen incidencia en su producción artística) fueron fundamentales tres libros: Charly García de Daniel Chirom, la primera biografía del músico realizada a través de una larga entrevista en 1983; Esta noche toca Charly, un laborioso trabajo de Roque di Pietro, quien analiza rigurosamente el ambiente de García usando como mapa de ruta sus recitales desde 1956 (cuando era apenas un niño de conservatorio) hasta 1993 (el fin del “García clásico” previo
a Say No More); y, finalmente, No digas nada, de Sergio Marchi, cuya mayor relevancia es poder contar con la voz de García en primera persona para esclarecer algunas cuestiones del período de su carrera quizás más engorroso de entender. Además fueron esenciales los comentarios y aportes de Martín Zariello en No bombardeen Barrio Norte y la entrevista al músico en 2002 hecha por Daniel Riera y Fernando Sánchez para la revista Rolling Stone. Todas estas fuentes, entre otras, nos trazan la línea de tiempo en la historia de Charly García, pero aquí aplicaremos lo que hemos planteado en los capítulos anteriores y observaremos de qué manera funcionan en cada etapa del artista sus distintas concepciones acerca de la música. Por momentos primará la faceta academicista, por ejemplo en su paso por La Máquina de Hacer Pájaros y Serú Girán, donde el criterio artístico ponderaba la sofisticación técnica y la complejidad musical. En otros, la preocupación estará más centrada en la simplicidad de las formas y se prestará atención a lo corporal, como cuando en sus primeros discos solistas introduce la máquina de ritmos y compone temas de índole bailable. Observaremos también la omnipresencia beatle, desde sus primeras canciones con Sui Generis hasta el concepto “Say No More”, y evidenciaremos lo hondo que ha calado en su idiosincrasia artística la idea romántica del artista que sufre.

La figura de Charly García es una de las más prominentes y veneradas del fenómeno musical, cultural y sociopolítico que es el rock argentino. Como tal, es uno de los pilares fundamentales para comprender la cultura popular argentina. Es evidente que la incorporación permanente de nuevos recursos supone una metamorfosis en su obra a lo largo de su carrera. Esta renovación continua fue lo que le permitió mantenerse vigente durante décadas. Sin embargo consideramos que existen ciertas líneas que conducen a sus bases musicales y artísticas que se mantienen desde sus primeras incursiones en la industria hasta el día de hoy y que dan unidad y coherencia a la totalidad de su producción. Si al finalizar este trabajo podemos decir que hemos conseguido aportar a la mejor comprensión de la obra de este artista, tendremos razones de sobra para estar más que satisfechos.

Dice García, en la canción que da nombre a este trabajo, que no hay que pescar dos peces con la misma red. Pero en el caso que nos ocupa, es un único pez el que nos interesa. Y, como vemos, es un pez multifacético, complejo y dinámico, con lo cual no podemos abordarlo si no es con una multiplicidad de redes que traten de cubrir lo mejor posible toda la superficie del agua en la que se mueve. De eso se trata esta tesina, de intentar atrapar con todas estas redes al quizás más escurridizo de los peces.]]>
2021-11-25T08:29:36-03:00

Dublin Core

Título

No soy un extraño : las músicas en la música de Charly García

Colaborador

Rocha Alonso, Amparo

Fecha

2019

Spatial Coverage

Descripción

La obra de Charly García es larga y compleja en significaciones pero consideramos que guarda una unidad y una coherencia internas que es posible rastrear. La vida del artista y su particular manera de entender el mundo se plasma en su música y evoca sus condiciones de producción: la música con la que se formó y los músicos a quienes admira. Su concepto compositivo, cristalizado en sus canciones y en su relación con esa obra, encuentra orígenes que van desde Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven y Frédéric Chopin, hasta los Beatles, pasando por el tango de Piazzolla, la progresiva de los años setenta y el pop de lPart1987

Los ochenta. Esto significa que confluyen en su trabajo las formas más tradicionales de entender la música en la cultura occidental, cuyo mayor exponente es la llamada música clásica matizadas por los aportes que músicas no académicas (y muchas veces no occidentales) introdujeron y que se encuentran muy presentes en las distintas formas de música que se masificaron durante el siglo XX y a las que genéricamente se las denomina populares. Charly García era un músico clásico (o se encaminaba a serlo) hasta que oyó a los Beatles; fue entonces cuando abandonó el piano y tomó la guitarra. Esa metamorfosis dio origen a un artista que no visita como un extraño esos mundos musicales
acostumbradamente contrapuestos, sino que apela a los recursos que ellos ofrecen con total naturalidad, sin forzamientos y sin pretensión de demostrar nada, tal como Mahoma recurre a sus camellos, al decir de Jorge Luis Borges: He encontrado días pasados una curiosa confirmación de que lo verdaderamente nativo suele y puede prescindir del color local; encontré esta confirmación en la Historia de la declinación y caída del Imperio Romano de Gibbon. Gibbon observa que en el libro árabe por excelencia, en el Alcorán, no hay camellos; yo creo que si hubiera alguna duda sobre la autenticidad del Alcorán bastaría esta ausencia de camellos para probar que es árabe. Fue escrito por Mahoma, y Mahoma, como árabe, no tenía por qué saber que los camellos eran especialmente árabes; eran para él parte de la realidad, no tenía por qué distinguirlos; en cambio, un falsario, un turista, un nacionalista árabe, lo primero que hubiera hecho es prodigar camellos, caravanas de camellos en cada página; pero Mahoma, como árabe, estaba tranquilo: sabía que podía ser árabe sin camellos.

Mahoma ignoraba que los camellos eran un distintivo árabe. Algo similar a lo que les ocurre a los dos peces jóvenes del cuento de David Foster Wallace, quienes se cruzan con un pez viejo que los saluda preguntándoles “¿Cómo está el agua?”. Los dos peces se miran y uno le pregunta al otro “¿Qué demonios es el agua?”.

Consideramos que en la historia de Charly García los camellos son dos. O, en términos del cuento de los peces, son dos las vertientes fluviales que desembocan en el mar donde nada el pez García: la vertiente académica (del clasicismo y el romanticismo musicales) y la vertiente beatle (el rock y la canción pop).

En el primer capítulo de esta tesina observaremos con atención cada una de esas dos vertientes para entender los orígenes de cada cosmovisión y sus rasgos más característicos. En primer lugar abordaremos sucintamente la tradición musical postrenacentista a través de algunos de sus máximos exponentes: Mozart, Beethoven y Chopin. Ellos conformaron parte de la formación clásica que recibió García de niño, donde aprendió la técnica pianística, la noción de la música como idea y la filosofía romántica del artista-héroe cuya propia vida forma parte de su obra. Pero fue necesaria la aparición de Please, Please Me de los Beatles en 1963 para que Carlitos se dejara el pelo largo y se convirtiera en Charlie, primero y en Charly poco después. La presencia del grupo británico en el imaginario de García lo introduce de lleno en una tradición que había nacido con el rock and roll a comienzos de la década del cincuenta, una música que tenía una fuerte impronta negra: el ritmo, la actitud, la corporalidad. De esta manera, los dos mundos musicales del argentino se encontraron, conformando su ámbito de trabajo artístico.

Luego de observar el contenido del agua donde se mueve el pez García, debemos continuar mirando más en pequeño. Eso es lo que haremos en el segundo capítulo. Ahora nos interesa conocer su química, las moléculas que conforman el agua y la posibilitan. La unión de las dos vertientes en su desembocadura hace que en la producción de Charly García choquen algunos conceptos provenientes de cosmovisiones muy distintas. Para abordar su análisis, delimitaremos una serie de polos teóricos, planteados como pares de oposiciones:

1) Mente/Idea – Cuerpo: partiremos de la semiótica de Eliseo Verón y la lectura que hace de él Amparo Rocha para entender cómo operan en la experiencia musical lo indicial, por el lado del cuerpo significante como agente primordial del sentido, y lo simbólico, como instancia de sentido en el que el objeto y su signo están separados materialmente. Luego constataremos de qué manera incide en la composición entender la música desde una concepción Mental/Ideal o desde una concepción corporal y los distintos procesos que cada una supone.

2) Música clásica – Música popular: trabajaremos el aspecto social de esta dualidad desde la perspectiva gramsciana de Stuart Hall. Observaremos brevemente cómo se dio en la historia este enfrentamiento cultural tomando como referencia los estudios sobre el carnaval renacentista de Mijail Bajtin y de Peter Burke. Luego veremos cómo funciona esa tensión cultural en el caso argentino con el Teatro Colón, por un lado, y el recital de rock, por el otro. Para esto contamos con los trabajos de Claudio Benzecry, en su etnografía sobre los fanáticos de la ópera, de Esteban Buch, sobre la experiencia de la Orquesta de París en Buenos Aires y el recital de Serú Girán en Bariloche, ambos eventos en la misma semana de julio de 1980, y de Pablo Alabarces et. al. sobre los recitales de rock y los orígenes del rock en Argentina como movimiento cultural de masas.

3) Partitura/grabación–Presentación en vivo: realizaremos algunos comentarios sobre cómo la grabación del disco fue convirtiéndose en una suerte de reemplazo de la partitura como original de referencia y su relación con la presentación en vivo. Aquí atenderemos especialmente el rol fundamental que tuvieron los Beatles en la historia de la música para consolidar el concepto del disco como obra artística autosuficiente.

Una vez que examinemos las dos corrientes por separado, y luego de analizar la química del agua, estamos listos para observar al pez en movimiento. En más de cuarenta años de carrera, la obra de Charly García atravesó diversos períodos, tan variados como lo fueron los procesos políticos y culturales que acontecieron en la Argentina de finales del siglo XX y principios del XXI. En el tercer y último capítulo recorreremos cronológicamente la trayectoria de este músico de rock, uno de los más influyentes de nuestro país. Subdividiremos el camino en distintas etapas, demarcadas por el concepto artístico que García perseguía en cada caso, y las analizaremos a través de lo que consideramos discos clave de cada período. Del primer proyecto folk/adolescente con Sui Generis a la primera incursión en la progresiva con Pequeñas anécdotas sobre las instituciones. Del virtuosismo técnico de La Máquina de Hacer Pájaros a la democracia artística en Serú Girán. Del primer proyecto solista con Yendo de la cama al living, pasando por la modernización tecnológica de Clics modernos, a la crudeza de Piano bar. De la muerte del García tal como lo conocíamos en La hija de la lágrima al vuelco definitivo del tablero en Say No More. Y de la locura del Constant Concept a Random.

Para la realización de este capítulo fue necesaria una investigación casi periodística, de recopilación de datos provenientes de libros, diarios, revistas y programas televisivos. Para reconstruir la historia personal y profesional de García (en tanto que ambas tienen incidencia en su producción artística) fueron fundamentales tres libros: Charly García de Daniel Chirom, la primera biografía del músico realizada a través de una larga entrevista en 1983; Esta noche toca Charly, un laborioso trabajo de Roque di Pietro, quien analiza rigurosamente el ambiente de García usando como mapa de ruta sus recitales desde 1956 (cuando era apenas un niño de conservatorio) hasta 1993 (el fin del “García clásico” previo
a Say No More); y, finalmente, No digas nada, de Sergio Marchi, cuya mayor relevancia es poder contar con la voz de García en primera persona para esclarecer algunas cuestiones del período de su carrera quizás más engorroso de entender. Además fueron esenciales los comentarios y aportes de Martín Zariello en No bombardeen Barrio Norte y la entrevista al músico en 2002 hecha por Daniel Riera y Fernando Sánchez para la revista Rolling Stone. Todas estas fuentes, entre otras, nos trazan la línea de tiempo en la historia de Charly García, pero aquí aplicaremos lo que hemos planteado en los capítulos anteriores y observaremos de qué manera funcionan en cada etapa del artista sus distintas concepciones acerca de la música. Por momentos primará la faceta academicista, por ejemplo en su paso por La Máquina de Hacer Pájaros y Serú Girán, donde el criterio artístico ponderaba la sofisticación técnica y la complejidad musical. En otros, la preocupación estará más centrada en la simplicidad de las formas y se prestará atención a lo corporal, como cuando en sus primeros discos solistas introduce la máquina de ritmos y compone temas de índole bailable. Observaremos también la omnipresencia beatle, desde sus primeras canciones con Sui Generis hasta el concepto “Say No More”, y evidenciaremos lo hondo que ha calado en su idiosincrasia artística la idea romántica del artista que sufre.

La figura de Charly García es una de las más prominentes y veneradas del fenómeno musical, cultural y sociopolítico que es el rock argentino. Como tal, es uno de los pilares fundamentales para comprender la cultura popular argentina. Es evidente que la incorporación permanente de nuevos recursos supone una metamorfosis en su obra a lo largo de su carrera. Esta renovación continua fue lo que le permitió mantenerse vigente durante décadas. Sin embargo consideramos que existen ciertas líneas que conducen a sus bases musicales y artísticas que se mantienen desde sus primeras incursiones en la industria hasta el día de hoy y que dan unidad y coherencia a la totalidad de su producción. Si al finalizar este trabajo podemos decir que hemos conseguido aportar a la mejor comprensión de la obra de este artista, tendremos razones de sobra para estar más que satisfechos.

Dice García, en la canción que da nombre a este trabajo, que no hay que pescar dos peces con la misma red. Pero en el caso que nos ocupa, es un único pez el que nos interesa. Y, como vemos, es un pez multifacético, complejo y dinámico, con lo cual no podemos abordarlo si no es con una multiplicidad de redes que traten de cubrir lo mejor posible toda la superficie del agua en la que se mueve. De eso se trata esta tesina, de intentar atrapar con todas estas redes al quizás más escurridizo de los peces.

Idioma

spa

Extent

181 p.

Derechos

info:eu-repo/semantics/openAccess
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-NC-ND 2.0)

Formato

application/pdf

Cobertura

ARG

Tesis Item Type Metadata

Título obtenido

Licenciado en Ciencias de la Comunicación

Institución otorgante

Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales

Lugar de edición

Identificador interno

4638
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