https://repositorio.sociales.uba.ar/items/browse?advanced%5B0%5D%5Belement_id%5D=39&advanced%5B0%5D%5Btype%5D=is+exactly&advanced%5B0%5D%5Bterms%5D=Roitbarg+River%C3%B3s%2C+Germ%C3%A1n+Patricio&sort_field=Dublin+Core%2CDate+Modified&output=atom <![CDATA[Repositorio Digital Institucional Facultad de Ciencias Sociales-UBA]]> 2024-03-28T19:54:13-03:00 Omeka https://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/1819 <![CDATA[Violencias y aguantes : una mirada distinta sobre los hinchas de fútbol]]> Desde la primera víctima en 1924 y hasta principios de 2017, la sociedad argentina contabiliza 315 muertos producto de la violencia en el fútbol argentino. La cifra asusta, da un promedio de un poco más de tres víctimas por año, aunque cabe hacer un corte histórico. Desde 1924 hasta 1979 hubieron 98 muertos descontando los 71 de la Puerta 12 en 1968 al término de un partido River–Boca en el Estadio Monumental y los nueve de la Tragedia de la Puerta 11 en 1944 (ambos ocurrieron por accidentes en las salidas atascadas en el mismo estadio) y 131 en los últimos 35 años en los que estuvo al mando de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) Julio Humberto Grondona (falleció al mando de la AFA a mediados del año 2014). Por último, desde 2014 hasta 2017 hubo seis muertes más.

Los motivos por los que se han producido estas muertes son diversos: peleas entre miembros de distintas hinchadas, peleas entre barras de la misma hinchada, peleas entre una hinchada y la policía, muertes accidentales por estas peleas, problemas de infraestructura de los estadios, un árbitro muerto a patadas por jugadores en Entre Ríos, un jugador que fallece por un ladrillazo de hinchas, etcétera, etcétera, etcétera.

El presente trabajo trata sobre una mirada distinta a la violencia en el fútbol. Estos hechos, las muertes, es lo irrefutable, el resultado de la violencia física, lo que no se puede esconder y que ningún dirigente, hincha, jugador o cualquier allegado a este magnífico deporte puede negar. Sin embargo, lo que se pretende es abordar, explicar y comprender por qué razón no se han producido más muertes en el fútbol argentino. O, para explicarlo mejor, teniendo en cuenta que vivimos en un contexto de muchísima violencia simbólica, aquella que no es precisamente violencia física pero golpea tanto como aquella, cómo no se produce mayor conflictividad social dentro de nuestros estadios o en los alrededores.

Para desarrollar esta idea me valdré de la teoría general del aguante propuesta por algunos investigadores sociales como Pablo Alabarces, José Garriga Zucal, María Verónica Moreira pero dándole un giro más; considerando que el aguante (definición nativa que utilizan las hinchadas de fútbol para referirse a la violencia) del que hablan estos investigadores es una categoría polisémica, es decir que tiene muchos significados y no podemos encasillarla en una definición única ni reducirla simplemente a la violencia.

A su vez, debemos hablar de violencias (en plural) en el fútbol. Veremos cómo, además de las hinchadas, también existe violencia desde los diferentes actores sociales que rodean al fútbol: policía, dirigentes, futbolistas, medios de comunicación. Si bien es cierto que solamente las hinchadas (como los barras se denominan a sí mismos) otorgan un valor positivo a la violencia (ellos lo denominan aguante), no por eso debemos soslayar el resto de las violencias.

Este trabajo no pretende ser una apología de los mal llamados “hinchas comunes” sino intentar complementar una lógica que no se tiene en cuenta en la mayoría de los análisis sobre violencia en el fútbol y luego queda de manifiesto en las políticas represivas que los dirigentes, analistas, comunicadores y encargados de seguridad promueven. Es decir, no se analiza ni comprende el problema, por lo tanto las pretendidas soluciones nunca resuelven nada.

Alabarces en su Crónicas del Aguante (2012) comenta que estos análisis que se realizan sobre violencia en el fútbol no explican ni intervienen y eso se debe a diversos factores entre los que se cuenta una total ignorancia de la complejidad de los significados de la violencia, no sólo en el ámbito del fútbol; también se desconoce por parte de estos “analistas” las causas de la violencia y además, existe una incomprensión de los cambios que ha sufrido la cultura futbolística a lo largo de la historia. Por todo esto, ese discurso no puede explicar, comprender ni intervenir. Tan sólo se puede basar en preconceptos, prejuzgar y dar juicios de valor erróneos en los que se recomienda la expulsión del ámbito del fútbol. Como apreciamos, hasta el momento, ese tipo de recomendaciones no ha dado demasiado resultado.

Veremos de qué manera la violencia tiene distinto significado para los diferentes actores intervinientes alrededor del fútbol. Incluso si tomáramos como uno solo al colectivo “público que asiste a un estadio” veremos que dentro hay diferentes actores con diversas visiones sobre la violencia. Por ejemplo: los espectadores son aquellos que asisten a la cancha pero no hacen de la violencia física un rasgo de su identidad. Los hinchas militantes (aquellos que asisten a la cancha y comparten lugares con la barra como ir a la misma tribuna dentro del estadio, viajar en el mismo micro o juntarse en los mismos lugares sin ser parte de la barra) tampoco hacen de la violencia física un rasgo identitario aunque podrían aceptarla en ciertos momentos puntuales (ataque de otra barra). Por último, la barra sí acepta a la violencia física como un rasgo de su identidad. Este grupo es el único que positiviza los ataques, los combates y da, como veremos, un valor muy importante al aguante de sus miembros.

También podremos ver a lo largo del trabajo las causas de la violencia y los cambios que ha tenido la cultura futbolística en nuestro país a lo largo de la historia a fin de poder llegar a comprender un poco más el problema de la violencia en el fútbol.]]>
2021-11-25T08:30:11-03:00

Dublin Core

Título

Violencias y aguantes : una mirada distinta sobre los hinchas de fútbol

Colaborador

Moreira, María Verónica

Fecha

2017

Spatial Coverage

Temporal Coverage

1924-2017

Descripción

Desde la primera víctima en 1924 y hasta principios de 2017, la sociedad argentina contabiliza 315 muertos producto de la violencia en el fútbol argentino. La cifra asusta, da un promedio de un poco más de tres víctimas por año, aunque cabe hacer un corte histórico. Desde 1924 hasta 1979 hubieron 98 muertos descontando los 71 de la Puerta 12 en 1968 al término de un partido River–Boca en el Estadio Monumental y los nueve de la Tragedia de la Puerta 11 en 1944 (ambos ocurrieron por accidentes en las salidas atascadas en el mismo estadio) y 131 en los últimos 35 años en los que estuvo al mando de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) Julio Humberto Grondona (falleció al mando de la AFA a mediados del año 2014). Por último, desde 2014 hasta 2017 hubo seis muertes más.

Los motivos por los que se han producido estas muertes son diversos: peleas entre miembros de distintas hinchadas, peleas entre barras de la misma hinchada, peleas entre una hinchada y la policía, muertes accidentales por estas peleas, problemas de infraestructura de los estadios, un árbitro muerto a patadas por jugadores en Entre Ríos, un jugador que fallece por un ladrillazo de hinchas, etcétera, etcétera, etcétera.

El presente trabajo trata sobre una mirada distinta a la violencia en el fútbol. Estos hechos, las muertes, es lo irrefutable, el resultado de la violencia física, lo que no se puede esconder y que ningún dirigente, hincha, jugador o cualquier allegado a este magnífico deporte puede negar. Sin embargo, lo que se pretende es abordar, explicar y comprender por qué razón no se han producido más muertes en el fútbol argentino. O, para explicarlo mejor, teniendo en cuenta que vivimos en un contexto de muchísima violencia simbólica, aquella que no es precisamente violencia física pero golpea tanto como aquella, cómo no se produce mayor conflictividad social dentro de nuestros estadios o en los alrededores.

Para desarrollar esta idea me valdré de la teoría general del aguante propuesta por algunos investigadores sociales como Pablo Alabarces, José Garriga Zucal, María Verónica Moreira pero dándole un giro más; considerando que el aguante (definición nativa que utilizan las hinchadas de fútbol para referirse a la violencia) del que hablan estos investigadores es una categoría polisémica, es decir que tiene muchos significados y no podemos encasillarla en una definición única ni reducirla simplemente a la violencia.

A su vez, debemos hablar de violencias (en plural) en el fútbol. Veremos cómo, además de las hinchadas, también existe violencia desde los diferentes actores sociales que rodean al fútbol: policía, dirigentes, futbolistas, medios de comunicación. Si bien es cierto que solamente las hinchadas (como los barras se denominan a sí mismos) otorgan un valor positivo a la violencia (ellos lo denominan aguante), no por eso debemos soslayar el resto de las violencias.

Este trabajo no pretende ser una apología de los mal llamados “hinchas comunes” sino intentar complementar una lógica que no se tiene en cuenta en la mayoría de los análisis sobre violencia en el fútbol y luego queda de manifiesto en las políticas represivas que los dirigentes, analistas, comunicadores y encargados de seguridad promueven. Es decir, no se analiza ni comprende el problema, por lo tanto las pretendidas soluciones nunca resuelven nada.

Alabarces en su Crónicas del Aguante (2012) comenta que estos análisis que se realizan sobre violencia en el fútbol no explican ni intervienen y eso se debe a diversos factores entre los que se cuenta una total ignorancia de la complejidad de los significados de la violencia, no sólo en el ámbito del fútbol; también se desconoce por parte de estos “analistas” las causas de la violencia y además, existe una incomprensión de los cambios que ha sufrido la cultura futbolística a lo largo de la historia. Por todo esto, ese discurso no puede explicar, comprender ni intervenir. Tan sólo se puede basar en preconceptos, prejuzgar y dar juicios de valor erróneos en los que se recomienda la expulsión del ámbito del fútbol. Como apreciamos, hasta el momento, ese tipo de recomendaciones no ha dado demasiado resultado.

Veremos de qué manera la violencia tiene distinto significado para los diferentes actores intervinientes alrededor del fútbol. Incluso si tomáramos como uno solo al colectivo “público que asiste a un estadio” veremos que dentro hay diferentes actores con diversas visiones sobre la violencia. Por ejemplo: los espectadores son aquellos que asisten a la cancha pero no hacen de la violencia física un rasgo de su identidad. Los hinchas militantes (aquellos que asisten a la cancha y comparten lugares con la barra como ir a la misma tribuna dentro del estadio, viajar en el mismo micro o juntarse en los mismos lugares sin ser parte de la barra) tampoco hacen de la violencia física un rasgo identitario aunque podrían aceptarla en ciertos momentos puntuales (ataque de otra barra). Por último, la barra sí acepta a la violencia física como un rasgo de su identidad. Este grupo es el único que positiviza los ataques, los combates y da, como veremos, un valor muy importante al aguante de sus miembros.

También podremos ver a lo largo del trabajo las causas de la violencia y los cambios que ha tenido la cultura futbolística en nuestro país a lo largo de la historia a fin de poder llegar a comprender un poco más el problema de la violencia en el fútbol.

Idioma

spa

Extent

60 p.

Derechos

info:eu-repo/semantics/openAccess
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-NC-ND 2.0)

Formato

application/pdf

Identificador

http://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/1819

Cobertura

ARG
1924-2017

Tesis Item Type Metadata

Título obtenido

Licenciado en Ciencias de la Comunicación

Institución otorgante

Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales

Lugar de edición

Identificador interno

4132
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