<![CDATA[Repositorio Digital Institucional Facultad de Ciencias Sociales-UBA]]> https://repositorio.sociales.uba.ar/items/browse?advanced%5B0%5D%5Belement_id%5D=39&advanced%5B0%5D%5Btype%5D=is+exactly&advanced%5B0%5D%5Bterms%5D=Torres+Guerrieri%2C+Alejandra&output=rss2 Thu, 28 Mar 2024 21:19:10 -0300 ayuda@sociales.uba.ar (Repositorio Digital Institucional Facultad de Ciencias Sociales-UBA) Zend_Feed http://blogs.law.harvard.edu/tech/rss <![CDATA[El gato y la caja : promesas y realidades de los biobancos de sangre de cordón umbilical en la Ciudad de Buenos Aires]]> https://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/1226

Dublin Core

Título

El gato y la caja : promesas y realidades de los biobancos de sangre de cordón umbilical en la Ciudad de Buenos Aires

Colaborador

Rodríguez, Pablo Esteban

Fecha

2017

Spatial Coverage

Descripción

Desde que el ser humano habita la tierra ha existido un interés por encontrar tratamientos y recursos paliativos que dieran respuesta a los malestares físicos y emocionales que lo aquejaban. Mediante las referencias a fuentes y anales históricos, se conocen miles de procedimientos e intervenciones realizados por sacerdotes-médicos que intervenían en aquellas sociedades antiguas como los referentes principales de la salud. Estas prácticas de curación estaban relacionadas con la magia y la religión, pilares fundamentales de las sociedades antiguas, ya que las creencias y culturas arcaicas emanaban de la organización en torno al poder tribal y espiritual de los líderes de la comunidad.

En la Edad Antigua, los egipcios pensaban que las enfermedades se generaban por maldiciones y para poder expulsar a los espíritus malignos se utilizaba magia potenciada con restos biológicos de animales, como el excremento de cocodrilo, hipopótamo, pelícano, etc., que se untaba en el cuerpo para protegerlo de la entidad dañina y aliviar los síntomas de la enfermedad. En la revista de la Asociación de Médicos Residentes del Instituto Especializado de Salud del Niño de la República del Perú, el médico pediatra Guillermo Calvo Soriano, informa sobre el uso de ungüentos y secreciones que usaban los egipcios en la antigüedad para curar enfermedades: “Ciertos ungüentos estaban compuestos hasta de 37 ingredientes diferentes, como sangre de lagarto, secreciones de oído de cerdo, excrementos de niño, de asno, de perro, de gacela, de hipopótamo, combinados todos ellos con leche materna, aceites finos y con otras grasas de origen animal” (Calvo Soriano, 2003: 49).

En la Edad Media se creía que la extracción de sangre de pacientes mediante el uso de sanguijuelas ayudaba a curar diversas patologías, desde inflamaciones hasta la obesidad e incluso condiciones psiquiátricas. La venta de sanguijuelas y su utilización médica en los pacientes era tan popular que pudo llevar a peligro de extinción a esa especie animal. En “The history of bloodletting”, artículo publicado en la revista BC Medical Journal por el médico Gerry Greenstone, se nombra la práctica de sangrado como una terapia diseminada y altamente aceptada para varias condiciones médicas a lo largo de la Edad Media. Las conocidas “sangrías” convivían con otro tipo de actividad “médico-mágica” que caracterizó al medioevo: las prácticas de los alquimistas. Lo que desvelaba a los alquimistas eran dos aspectos en particular: otorgar la inmortalidad al hombre y convertir a los metales como el plomo en oro. El primer objetivo representa un idealismo basado en la perpetuidad del hombre a través del tiempo evitando la consecuencia de la finitud humana. Tal aspecto nos acerca a una cosmovisión extrema pero presente: la humanidad busca aquello que le permita sobrevivir despojándose de los posibles y probables males que la aquejan, ya sean enfermedades o malestares que acorten su estadía en la Tierra.

En la Edad Moderna, y luego de la Revolución Francesa, la sífilis – una enfermedad que históricamente aquejaba a la humanidad – se había incrementado y acentuado en la población europea. Su tratamiento era insuficiente para enfrentar los síntomas de la enfermedad. Paradójicamente, se utilizaba mercurio, el cual inducía efectos secundarios impensados que agravaban irredimiblemente el cuadro de los pacientes: “El tratamiento ortodoxo, a base de frotaciones mercuriales con el "ungüento napolitano" - aconsejado por Astruc - duraba largo tiempo, era engorroso, sucio, plagado de inconvenientes tremendos, estomatitis, caída de dientes, diarreas, intoxicaciones y en el mejor de los casos, babeo de litros de saliva diarios” (Guillot C.F., 1974: 58) En esa época, se les recomendaba a los sifilíticos que se bañaran no sólo en tinas compartidas de mercurio, sino también que asistieran a las aguas termales donde se creía que sus propiedades minerales apaciguarían los síntomas de la enfermedad. En el portal digital de la Universidad de Virginia, se publicaron cartas del siglo XIX, sobre baños termales en primavera para tratar la sífilis. El intercambio epistolar de uno de los archivos, declara: “All syphalitics (sic) go to Hot Springs (Arkansas) – The hot water soaks the mercury into them”. Ambos tratamientos no mejoraban los síntomas, al contrario, en el caso de los baños termales se agravaba la enfermedad porque la humedad del ambiente y el contacto con otros pacientes producían un espacio propicio para la proliferación del contagio. Otra creencia mantenida de la época se basaba en que los enfermos de sífilis se curarían si mantenían relaciones sexuales con una mujer virgen. En Modern Folklore, Robert Durham relata los mitos sobre la pureza de las vírgenes, en la obra sostiene: The myth was first reported in 16th century Europe and gained prominence in 19th century Victorian England as a cure for syphilis and gonorrhea among other sexually transmitted diseases. The origin is unknown, but historian Hanne Blank writes that the idea may have evolved from Christian legends of virgin martyrs, whose purity served as a form of protection in bottling demons (Robert Durham, 2015: 448).

Estas prácticas eran consideradas sanadoras, pero luego la aplicación rigurosa del método científico demostró su completa ineficacia.

Prácticas y creencias como éstas fueron erigiendo a la medicina como un campo científico, que para el siglo XX reforzaría su status como discurso de poder que muta y genera diversas respuestas a los problemas sociales que crecen en torno a enfermedades difíciles de curar. En el capítulo denominado “La crisis de la medicina o la crisis de la antimedicina” publicado en el libro La vida de los hombres infames de Michel Foucault, se plantean los fenómenos que caracterizaron la consolidación de la medicina como progreso capital para la lucha contra las enfermedades, transformándose así en un pilar fundamental dentro del plan económico y social de los estados modernos del siglo XX. El posicionamiento privilegiado que la medicina adquirió con el Plan Beveridge durante la Segunda Guerra Mundial en Inglaterra, expuso al Estado como único garante de la salud y quien se haría cargo del derecho de los ciudadanos de gozar oficialmente de una mejor calidad de vida. Este plan para Foucault visibiliza una crisis que afectaría a la medicina como práctica histórica y social sostenida, porque colocaría a la misma como un modelo de desarrollo sanitario que ya no podría desvincularse de la política administrativa estatal, sino que ahora estaría al servicio del entramado disciplinario que atraviesa cada esfera de la vida de los individuos y que se viene gestando desde el siglo XVIII sin poder escapar de tal posición. El autor aclara: En realidad no hay que pensar que la medicina permaneció hasta nuestros tiempos como actividad de tipo individual, contractual, entre el enfermo y su médico, y que sólo recientemente esta actividad individualista de la medicina se enfrentó con tareas sociales. Por lo contrario, procuraré demostrar que la medicina, por lo menos desde el siglo XVIII, constituye una actividad social. En cierto sentido la "medicina social" no existe porque toda la medicina ya es social. La medicina fue siempre una práctica social, y lo que no existe es la medicina "no social", la medicina individualista, clínica, del coloquio singular, puesto que fue un mito con el cual se defendió y justificó cierta forma de práctica social de la medicina: el ejercicio privado de la profesión. De esta manera, si en verdad la medicina es social, por lo menos desde que cobró su gran impulso en el siglo XVIII, la crisis actual no es realmente actual, sino que sus raíces históricas deben buscarse en la práctica social de la medicina. (Foucault, 1996: 45).

Son estas prácticas sociales las que fueron dejando crecer a la medicina a tal punto de adquirir una relevancia e impronta social y científica que desde la mirada de Foucault es digna de observarse y analizarse. Si la nocividad de la medicina se juzgaba en proporción a su no cientificidad, es a partir del siglo XX que la medicina como práctica se volverá “peligrosa” para el autor, porque se aplicará como único saber de su campo, digno de autoridad desmedida para ejercer con libertad su designio sobre las creencias del hombre con respecto a su cuerpo, percepciones y miedos.

En la actualidad, y desde hace 30 años, la medicina regenerativa irrumpió en el escenario científico médico con investigaciones sobre posibles tratamientos de ingeniería celular que darían respuesta a enfermedades sin cura hasta el momento, mediante la regeneración de tejido celular. La medicina regenerativa es una rama de la medicina que incluye la ingeniería de tejidos pero también incorpora la investigación sobre la autocuración, ya que afirma que el cuerpo utiliza sus sistemas propios que con ayuda de materiales biológicos externos puede generar y recrear células para reconstruir tejidos y órganos dañados. En 1975 se realizaron los primeros trabajos en torno al desarrollo de la biología celular y molecular que establecieron las condiciones necesarias para cultivar células. El Dr. James G. Rheinwald fue uno de los primeros científicos en investigar con la línea celular epiteliar cutánea o queratinocitos originados de un ratón, que ayudó a establecer la técnica y el avance científico necesario para que en 1980 se realice la primera aplicación clínica que demostró la viabilidad de la célula obtenida in vitro utilizada como injerto en animales de experimentación. Esta aplicación abonó al perfeccionamiento de las técnicas regenerativas que comenzaban a realizarse y permitió la utilización de los tejidos y restos biológicos de seres vivos obtenidos en el laboratorio para su práctica médica.

La medicina regenerativa ha permitido que el campo pueda centrar sus avances técnicos y médicos en perfeccionar los tratamientos destinados a enfermedades complejas que suelen ser crónicas en los pacientes. El protagonismo de las células en la medicina regenerativa es básico para la construcción de bloques de tejido, y a su vez son los tejidos la unidad fundamental del funcionamiento del cuerpo; por ello, los grupos de células hacen y secretan sus propias estructuras de apoyo que se denominan “matriz extra-celular”. Esta matriz, o estructura, hace algo más que mantener a las células; también actúa como una estación de relevo para diversas moléculas de señalización. Así, las células reciben mensajes de muchas fuentes disponibles en el entorno local. Cada señal puede comenzar una cadena de respuestas que determinan lo que sucede en la célula. El principal protagonista de estos nuevos descubrimientos es la célula madre y sus diversas manifestaciones, entre ellas las CPH (células progenitoras hematopoyéticas), cuya principal aplicación – probada científicamente – es en el tratamiento contra la leucemia. La medicina regenerativa se vale de las CPH para realizar experimentos, los cuales han tenido resultados prometedores, pero no aplicables. Su obtención se basa en restos biológicos y genera controversia en la comunidad científica respecto a las patologías inmunes y complejas que se puedan llegar a tratar con la recolección de esas muestras. El caso que sobresale en la recolección de células de CPH es el de la sangre de cordón umbilical que criopreserva el banco público del Hospital Garrahan y los bancos privados que funcionan en la Argentina, tema que se abordará en los siguientes acápites.

Idioma

spa

Extent

123 p.

Derechos

info:eu-repo/semantics/openAccess
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-NC-ND 2.0)

Formato

application/pdf

Cobertura

7593303
Ciudad Autónoma de Buenos Aires (autonomus city)

Tesis Item Type Metadata

Título obtenido

Licenciada en Ciencias de la Comunicación

Institución otorgante

Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales

Lugar de edición

Identificador interno

4267
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Mon, 21 Sep 2020 14:17:38 -0300