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  • Descripción es exacto "La construcción social de las drogas como “problema” siempre fue un tema que llamó mi atención, dado que el consumo de sustancias constituye un objeto que varía de significado a lo largo de las diferentes épocas y culturas; y en la actualidad, en gran parte del mundo, reúne diversos aspectos –morales, judiciales y sanitarios‒ que convierte a su consumidor en un delincuente, un enfermo físico o un desviado moral, que debe y merece ser controlado, castigado o rehabilitado (Echeverría, 2004).

    Hay una verdad ineludible, el consumo de sustancias existe en todo el mundo y no se trata de un fenómeno reciente. Dicho consumo se ha presentado a lo largo de distintas culturas, tanto en la forma de uso religioso o ritualista, terapéutico y “recreativo” (Escohotado, 1995). Sin embargo, durante el siglo XX diversos condicionantes sociopolíticos determinaron su prohibición, caracterizándolo como un acto desviado (Touzé, 2010). El hecho de que los Estados, a través de las políticas públicas, mantengan prohibidas las drogas, para de cierta manera “proteger” a las personas, trajo aparejado una forma de criminalizar y discriminar a sus usuarios, ya que como consecuencia se construyó el estereotipo de consumidor como individuo problemático, que “merece” una condena por su actitud contestataria al orden establecido.

    Siguiendo a Antonio Escohotado, uno de los pensadores que más escribió sobre la temática de las drogas, si nos remontáramos a la época de la antigua Grecia, encontraríamos el término phármakon que significaba simultáneamente „remedio o veneno‟. Eso explicaba lo que una misma sustancia psicoactiva puede presentar: placer, sanación o adicción. Sin embargo, su nivel de toxicidad no se determinaba moralmente, sino que variaba según la medida o dosis que se utilizara. Dicho sentido se modificó en la actualidad, ya que, tal como sostiene este autor:

    Del concepto científico de phármakon apenas quedan hoy vestigios. Oímos hablar de drogas buenas y malas, drogas y medicinas, sustancias decentes e indecentes, venenos del alma y curalotodos, fármacos delictivos y fármacos curativos. El específico efecto de un compuesto es ignorado y sobre esa ignorancia recaen consideraciones extrañas a la acción de los fármacos.

    Continuando el pensamiento de este autor, se puede inferir que en la clasificación actual de las drogas, en tanto sustancias “problemáticas”, intervienen aspectos de índole moral y cultural, con el argumento de resguardar la integridad de la seguridad y la salud pública.

    Como se expondrá más adelante, tanto el imaginario social como el discurso de los medios masivos de comunicación operaron sobre la imposición del modelo del prohibicionismo como construcción hegemónica dominante en gran parte del mundo; y más aún los medios teniendo en cuenta su rol determinante en cuanto a formadores de opinión pública. Aproximadamente en la década de los 308, a través de la representación mediática del uso del cannabis, se apuntaba a reproducir la “alarma” social y la demanda de penalización sobre los consumidores de esta droga, quienes comenzaban a vislumbrarse como personas “peligrosas”.

    Tras años de prejuicios y preconceptos instalados en el discurso de los medios y en la creencia popular, en los últimos cinco años, con la emergencia de los casos de usuarios de cannabis medicinal (principalmente pediátricos), se constituyó una representación mediática que no fue “negativa”, pese a tratarse de un tema controversial. En cierta forma, se creó una suerte de “sensibilidad pública” que no criminalizó el uso de cannabis, siempre que fuera terapéutico o paliativo. De esta manera, el discurso mediático sobre la marihuana adquirió un carácter moral ambiguo: si es utilizado con fines recreativos, está “mal visto”; mientras que, si es implementado como tratamiento, principalmente en menores, es legitimado. Y es en este punto donde surge mi interés para el desarrollo de este trabajo.

    Para la investigación en la comunicación existen diversos géneros discursivos que pueden ser objeto de análisis; en esta tesina nos centraremos en aquellos usuarios de marihuana con fines terapéuticos o paliativos, y principalmente en el discurso de los activistas de la ONG Mamá Cultiva Argentina (MCA) –una asociación liderada por madres de niños con diferentes padecimientos que, si bien surgió en Chile, fue “exportada” a nuestro país‒ para desentrañar cómo construyeron un efecto de sentido que fue “legitimado” desde los medios. La elección de dicha agrupación se debe a que logró una representación mediática “positiva” en relación con el discurso que predominó durante muchos años en torno al cannabis. "
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