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  • Descripción es exacto "La tesis aborda la configuración de la profesión Servicio Social a partir de las transformaciones de la política de asistencia social, la inserción socio-ocupacional y el ejercicio profesional, en la Ciudad de Buenos Aires a mediados del siglo XX. Para esta tarea el corpus documental relevado es conformado por registros de congresos y jornadas internacionales, documentos de instituciones vinculadas a la asistencia y Servicio Social, boletines y revistas de los centros de formación y artículos y libros elaborados por los referentes formadores, así como por las propias visitadoras y asistentes sociales.

    Una de las características que presentó la asistencia social en esta fase fue la búsqueda, al menos formalmente, de su centralización y/o coordinación en manos del Estado. Sin embargo, los límites de su concreta efectivización se evidencian en la permanente superposición de ámbitos, áreas y sectores que intervenían en el tratamiento de los “problemas sociales”.

    Dentro de la política asistencial implementada en el primer peronismo, una tensión central que nos interesa señalar es que si bien el gobierno apuntó a la creación de una estructura institucional para jerarquizar y centralizar la asistencia social ‒a través de la Dirección Nacional de Asistencia Social‒ engendró en paralelo la Fundación Eva Perón, con íntima relación económica-política estatal. Esto pone en evidencia que la política asistencial no era un tema circunstancial de su agenda, como tampoco podía quedar “librado” a la burocratización e impersonalidad del aparato estatal, además de la capitalización política diferencial que se podía desarrollar desde cada espacio.

    Al mismo tiempo, una impronta familiarista en la política asistencial del primer peronismo prima. Es decir, no respondió a un fundamento de ciudadanía individual, sino que su acceso estuvo restringido por las características del grupo familiar al que se pertenecía y en definitiva la concretización o alcance del derecho a la asistencia individual/ciudadana quedaba condicionado por el derecho de familia, recargando en este ámbito la responsabilidad por la reproducción final de sus integrantes.

    Esta tendencia se enmarca en el contexto posterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando la política familiarista se erigió en defensa de un prototipo de familia nuclear moderna (occidental), es decir, heteronormativa, monógana, permanente, basada en una clara división tradicional de los roles de género y con fines exclusivamente reproductivos. En esta dirección una serie de perspectivas teóricas, ideológicas y religiosas diversas, como el positivismo, la eugenesia y los cristianismos, sumaron sus contribuciones.

    Por otra parte, la expansión de las políticas sociales se tradujo en la ampliación de oportunidades laborales para las asistentes/visitadoras sociales, que lograron ocuparon puestos de trabajo tanto en las instituciones precedentes como en las creadas durante el primer peronismo. Con respecto al campo ocupacional, fue un momento en el que se continuó estructurando y extendiendo la inserción laboral (por ejemplo en el sistema sanitario y judicial), así como se potenciaron nuevas áreas (como educación e industria). Se profundizó el proceso de profesionalización, tanto a través de la búsqueda de delimitar las incumbencias entre visitadoras y asistentes sociales, como en definir el perfil profesional que se aspiraba formar.

    La clasificación de necesidades/usuarios implicaba la elaboración de criterios de selectividad o cobertura por parte de las políticas sociales y para esta tarea se demandaba la intervención del Servicio Social. Se argumentaba que la intervención profesional se vería legitimada socialmente por el manejo de criterios “racionales/ esperables” para la entrega de recursos, aunque también entraba en juego el contacto directo con los usuarios para definir el “merecimiento” de la prestación.

    Otro aspecto que se consolidó a mediados del siglo XX fue la clasificación de los “métodos de intervención”. Para esta tarea, el papel de la Unión Panamericana fue crucial. En este período ya se hablaba del Servicio Social como “ciencia” y “sus métodos” de “caso, grupo y organización de la colectividad/comunidad” se difundían a nivel internacional, lo cual tuvo una pronta acogida local.

    La intervención del Servicio Social estuvo al servicio de conformar y consolidar “la familia”, promoviendo su “estabilidad”, lo cual implicaba la prolongación de la especie humana y la reconstrucción de hogares, cuando era posible, ya sea por el reafianzamiento de la sociedad conyugal o la revinculación de progenitores o parientes con lxs niñxs. Otra de las demandas históricamente asumidas por de lxs asistentes sociales era educar a las mujeres de los sectores subalternizados, por ejemplo, en crianza y economía doméstica, para la apropiada formación de su responsable y el buen gobierno del hogar.

    En síntesis, sostenemos que en el ejercicio profesional de nuestro período de estudio se evidencia la huella profunda que ha dejado el sistema sexual heteronormativo y cómo repercutió el mismo en las actitudes sobre el sexo, los arreglos familiares y las preocupaciones por la maternidad, entre otras cuestiones."
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