https://repositorio.sociales.uba.ar/items/browse?tags=Comportamiento+social&sort_field=Dublin+Core%2CCreator&output=atom <![CDATA[Repositorio Digital Institucional Facultad de Ciencias Sociales-UBA]]> 2024-03-29T02:43:33-03:00 Omeka https://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/1669 <![CDATA[Eventos otaku : fanatismo e identidad en torno del consumo de manga y animé en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires]]> El crecimiento y desarrollo que han experimentado los eventos destinados al público otaku en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a lo largo de los últimos años (2010–2016) resulta insoslayable. De disponer de limitados espacios dentro de convenciones dedicadas a distintos fandoms a contar con la realización de múltiples eventos cada año, organizados por distintas productoras, algunas de las cuales en la actualidad han expandido sus fronteras más allá de la Capital Federal: tal es el caso de la Jigoku Rosario, que se realizó por primera vez el 14 de septiembre del 2014. Interesados por el fenómeno precedente, es nuestro objetivo analizar este tipo de evento en particular tomando como foco de análisis a tres de las empresas de mayor convocatoria y renombre entre los fanáticos del manga, el animé y la cultura de masas japonesa, a saber: Jigoku Producciones, Yamato Argentina y Tokyo3. Cada una de las organizadoras mencionadas representan diferentes visiones, propuestas y actividades que nos darán la ocasión de poder compararlas a los fines de estudiar de manera integral tanto su dinámica propia como a aquellos que participan de las mismas, distinto de lo que sucedería si nos centraremos en los eventos de una única productora.

Antes de continuar, creemos pertinente esclarecer que, de acuerdo con datos recogidos en el campo que serán desarrollados más adelante en esta tesina, a pesar de compartir gustos, espacios y actividades, no parece haber un término homogéneo a través del cual los fans del manga y el animé consigan ponerse de acuerdo a la hora de definirse a sí mismos. Mientras que para muchos el vocablo “otaku” no entra en conflicto con sus ideas y optan por autodenominarse de esta forma, o bien no les molesta ser llamados así, otros retoman el sentido primigenio del término y entienden la palabra como ligada a una obsesión enfermiza por el objeto de su afición, y, en consecuencia, prefieren tomar distancia de esta expresión y referirse a sí mismos simplemente como “fanáticos del animé y/o manga”. Por último, cabe mencionar la existencia de un tercer grupo que parece haber decidido escapar a la disyuntiva y simplemente definirse como “personas normales a las que les gusta el animé”. Planteada la distinción, por una cuestión de economía de la presentación, de aquí en adelante utilizaremos el término otaku desprovisto de toda connotación negativa, sencillamente como sinónimo de persona aficionada al manga y el animé.

Recapitulando, la presente investigación se inscribe dentro de los estudios acerca de las culturas fan (Hills, 2002). Dentro de este campo temático general, que abarca a los sujetos que se autoreconocen como “fans” de distintos productos mediático-culturales, es de nuestro interés, como se dijo, enfocarnos en las convenciones organizadas para los fanáticos del manga, el animé y la cultura de masas japonesa. Sin embargo, nuestro estudio prestará especial atención a aquellos que producen tales eventos, actores sobre los cuales trabajos con la misma temática, tales como el de Federico Álvarez Gandolfi (2014), Gerardo Del Vigo y Noelia Carpenzano (2014) o María Cecilia Díaz (2012), no indagaron en profundidad. El foco, a su vez, estará puesto en interpretar los sentidos producidos por sus asistentes en relación con las prácticas y los consumos característicos del fandom otaku.

Por otro lado, cabe destacar que, si bien nuestra investigación se encuentra inscripta dentro del campo particular de estudios sobre fans, también se inspira en los planteos generales realizados desde el campo de los estudios culturales británicos. En efecto, asumimos un enfoque socio-antropológico, dada nuestra preocupación por interpretar los sentidos que tienen las prácticas que los sujetos pueden desarrollar a partir de sus consumos. Es por ello que continuaremos la línea propuesta por Henry Jenkins, con el objetivo de “[…] construir una imagen alternativa de las culturas de los fans, que [vea] en los consumidores mediáticos unos sujetos activos, críticamente comprometidos y creativos” (Jenkins, 2009: 9-10), distanciándonos de las percepciones hegemónicas que, como demuestran Borda y Álvarez Gandolfi (2014), tienden a poner en escena a los fans en general –y a los otaku en particular– como personas “antisociales”, “simples” y “obsesivas”, incapaces de asumir una distancia crítica respecto de lo que consumen.

Adicionalmente, queremos destacar que coincidimos con Martínez Alonso (2013), quien propone considerar al animé como un lenguaje, a partir de los planteos de Metz: Cada lenguaje se define por la presencia, en su significante, de ciertos rasgos sensoriales, y por la ausencia de ciertos otros. En resumen, cada lenguaje posee su específica materia de la expresión o bien su específica combinación de muchas materias de la expresión (1974:39).

De acuerdo a lo dicho, la noción de animé podría ubicarse dentro de esta clasificación, que concibe a los lenguajes como la combinación de rasgos específicos de la sensorialidad socializada (Metz, 1974). Sin embargo, es pertinente también hacer referencia a Oscar Steimberg (1996), quien indica que dentro del lenguaje o soporte mediático es posible diferenciar clases de textos u objetos culturales “que presentan diferencias sistemáticas entre sí y que en su recurrencia histórica instituyen condiciones de previsibilidad en distintas áreas de desempeño semiótico e intercambio social” (Steimberg, 1996: 45). Por lo tanto, consideramos que dentro del animé se pueden identificar multiplicidad de géneros y subgéneros que apuntan a diversos públicos y tratan distintas temáticas. Ejemplo de esto último resultan el yaoi, dentro del que se narran relaciones amorosas entre dos hombres que pueden tener relaciones sexuales implícitas o explícitas; el gokuen, cuya trama se desarrolla en ámbitos escolares; el kodomo, animé orientado a los más pequeños, en cuya trama prevalece lo fantástico, entre otros. Es por ello que, siguiendo a Metz (1974), coincidimos con la visión del animé como un lenguaje, más abarcador, dentro del cual pueden encontrarse distintos géneros, como el yaoi y el kodomo.]]>
2021-11-25T08:30:04-03:00

Dublin Core

Título

Eventos otaku : fanatismo e identidad en torno del consumo de manga y animé en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Colaborador

Borda, Libertad
Álvarez Gandolfi, Federico

Fecha

2018

Spatial Coverage

Temporal Coverage

2010-2016

Descripción

El crecimiento y desarrollo que han experimentado los eventos destinados al público otaku en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a lo largo de los últimos años (2010–2016) resulta insoslayable. De disponer de limitados espacios dentro de convenciones dedicadas a distintos fandoms a contar con la realización de múltiples eventos cada año, organizados por distintas productoras, algunas de las cuales en la actualidad han expandido sus fronteras más allá de la Capital Federal: tal es el caso de la Jigoku Rosario, que se realizó por primera vez el 14 de septiembre del 2014. Interesados por el fenómeno precedente, es nuestro objetivo analizar este tipo de evento en particular tomando como foco de análisis a tres de las empresas de mayor convocatoria y renombre entre los fanáticos del manga, el animé y la cultura de masas japonesa, a saber: Jigoku Producciones, Yamato Argentina y Tokyo3. Cada una de las organizadoras mencionadas representan diferentes visiones, propuestas y actividades que nos darán la ocasión de poder compararlas a los fines de estudiar de manera integral tanto su dinámica propia como a aquellos que participan de las mismas, distinto de lo que sucedería si nos centraremos en los eventos de una única productora.

Antes de continuar, creemos pertinente esclarecer que, de acuerdo con datos recogidos en el campo que serán desarrollados más adelante en esta tesina, a pesar de compartir gustos, espacios y actividades, no parece haber un término homogéneo a través del cual los fans del manga y el animé consigan ponerse de acuerdo a la hora de definirse a sí mismos. Mientras que para muchos el vocablo “otaku” no entra en conflicto con sus ideas y optan por autodenominarse de esta forma, o bien no les molesta ser llamados así, otros retoman el sentido primigenio del término y entienden la palabra como ligada a una obsesión enfermiza por el objeto de su afición, y, en consecuencia, prefieren tomar distancia de esta expresión y referirse a sí mismos simplemente como “fanáticos del animé y/o manga”. Por último, cabe mencionar la existencia de un tercer grupo que parece haber decidido escapar a la disyuntiva y simplemente definirse como “personas normales a las que les gusta el animé”. Planteada la distinción, por una cuestión de economía de la presentación, de aquí en adelante utilizaremos el término otaku desprovisto de toda connotación negativa, sencillamente como sinónimo de persona aficionada al manga y el animé.

Recapitulando, la presente investigación se inscribe dentro de los estudios acerca de las culturas fan (Hills, 2002). Dentro de este campo temático general, que abarca a los sujetos que se autoreconocen como “fans” de distintos productos mediático-culturales, es de nuestro interés, como se dijo, enfocarnos en las convenciones organizadas para los fanáticos del manga, el animé y la cultura de masas japonesa. Sin embargo, nuestro estudio prestará especial atención a aquellos que producen tales eventos, actores sobre los cuales trabajos con la misma temática, tales como el de Federico Álvarez Gandolfi (2014), Gerardo Del Vigo y Noelia Carpenzano (2014) o María Cecilia Díaz (2012), no indagaron en profundidad. El foco, a su vez, estará puesto en interpretar los sentidos producidos por sus asistentes en relación con las prácticas y los consumos característicos del fandom otaku.

Por otro lado, cabe destacar que, si bien nuestra investigación se encuentra inscripta dentro del campo particular de estudios sobre fans, también se inspira en los planteos generales realizados desde el campo de los estudios culturales británicos. En efecto, asumimos un enfoque socio-antropológico, dada nuestra preocupación por interpretar los sentidos que tienen las prácticas que los sujetos pueden desarrollar a partir de sus consumos. Es por ello que continuaremos la línea propuesta por Henry Jenkins, con el objetivo de “[…] construir una imagen alternativa de las culturas de los fans, que [vea] en los consumidores mediáticos unos sujetos activos, críticamente comprometidos y creativos” (Jenkins, 2009: 9-10), distanciándonos de las percepciones hegemónicas que, como demuestran Borda y Álvarez Gandolfi (2014), tienden a poner en escena a los fans en general –y a los otaku en particular– como personas “antisociales”, “simples” y “obsesivas”, incapaces de asumir una distancia crítica respecto de lo que consumen.

Adicionalmente, queremos destacar que coincidimos con Martínez Alonso (2013), quien propone considerar al animé como un lenguaje, a partir de los planteos de Metz: Cada lenguaje se define por la presencia, en su significante, de ciertos rasgos sensoriales, y por la ausencia de ciertos otros. En resumen, cada lenguaje posee su específica materia de la expresión o bien su específica combinación de muchas materias de la expresión (1974:39).

De acuerdo a lo dicho, la noción de animé podría ubicarse dentro de esta clasificación, que concibe a los lenguajes como la combinación de rasgos específicos de la sensorialidad socializada (Metz, 1974). Sin embargo, es pertinente también hacer referencia a Oscar Steimberg (1996), quien indica que dentro del lenguaje o soporte mediático es posible diferenciar clases de textos u objetos culturales “que presentan diferencias sistemáticas entre sí y que en su recurrencia histórica instituyen condiciones de previsibilidad en distintas áreas de desempeño semiótico e intercambio social” (Steimberg, 1996: 45). Por lo tanto, consideramos que dentro del animé se pueden identificar multiplicidad de géneros y subgéneros que apuntan a diversos públicos y tratan distintas temáticas. Ejemplo de esto último resultan el yaoi, dentro del que se narran relaciones amorosas entre dos hombres que pueden tener relaciones sexuales implícitas o explícitas; el gokuen, cuya trama se desarrolla en ámbitos escolares; el kodomo, animé orientado a los más pequeños, en cuya trama prevalece lo fantástico, entre otros. Es por ello que, siguiendo a Metz (1974), coincidimos con la visión del animé como un lenguaje, más abarcador, dentro del cual pueden encontrarse distintos géneros, como el yaoi y el kodomo.

Idioma

spa

Extent

123 p.

Derechos

info:eu-repo/semantics/openAccess
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-NC-ND 2.0)

Formato

application/pdf

Identificador

http://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/1669

Cobertura

7593303
Ciudad Autónoma de Buenos Aires (autonomus city)
2010-2016

Tesis Item Type Metadata

Título obtenido

Licenciade en Ciencias de la Comunicación

Institución otorgante

Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales

Lugar de edición

Identificador interno

4345
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https://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/1683 <![CDATA[Experiencia escénica : propuesta de campaña de comunicación para fomentar las artes escénicas en la Ciudad de Buenos Aires]]> La Ciudad Autónoma de Buenos Aires es una de las ciudades del mundo con mayor cantidad de estrenos teatrales. Obras diversas en cuanto a temáticas, géneros, estilos, ideología y público al que apunta. Hay obras para cada tipo de público y sin embargo, muchas de estas obras no pueden cubrir más del 30% de las localidades, y el público se renueva cada vez menos. La pregunta que inspira este trabajo es: ¿por qué las artes escénicas no pueden expandir su público, construir nuevos espectadores?

En el libro Comunicación y Artes Escénicas I, Mónica Berman afirma: Ir a ver teatro, danza, circo, títeres y objetos no se cuenta entre los consumos culturales internalizados de manera general en la ciudad de Buenos Aires. El número de personas que no ha pisado un teatro -o lugar equivalente- es muy alto, al igual que el de aquellos que lo hacen de modo absolutamente esporádico (Berman, 2014: 5).

De esta forma, las propuestas se disputan el mismo público y la oferta se vuelve mucho mayor que la demanda. Resulta llamativo pensar en la Ciudad de Buenos Aires como uno de los grandes centros de producción escénica, con salas que resultan tan difíciles de llenar. Esta cuestión podría tener motivos económicos (cuando el salario comienza a perder poder de compra, este es uno de los consumos que sufre un gran recorte), o motivos artísticos (hay obras que pueden no gustar). Pero no trabajaremos sobre estos puntos sino en los motivos culturales en relación al hábito del ir al teatro y el modo en el que se construye, sobre todo en la cuestión comunicacional, uno de los núcleos centrales del problema según nuestra perspectiva.]]>
2021-11-25T08:30:04-03:00

Dublin Core

Título

Experiencia escénica : propuesta de campaña de comunicación para fomentar las artes escénicas en la Ciudad de Buenos Aires

Colaborador

Berman, Mónica

Fecha

2018

Spatial Coverage

Descripción

La Ciudad Autónoma de Buenos Aires es una de las ciudades del mundo con mayor cantidad de estrenos teatrales. Obras diversas en cuanto a temáticas, géneros, estilos, ideología y público al que apunta. Hay obras para cada tipo de público y sin embargo, muchas de estas obras no pueden cubrir más del 30% de las localidades, y el público se renueva cada vez menos. La pregunta que inspira este trabajo es: ¿por qué las artes escénicas no pueden expandir su público, construir nuevos espectadores?

En el libro Comunicación y Artes Escénicas I, Mónica Berman afirma: Ir a ver teatro, danza, circo, títeres y objetos no se cuenta entre los consumos culturales internalizados de manera general en la ciudad de Buenos Aires. El número de personas que no ha pisado un teatro -o lugar equivalente- es muy alto, al igual que el de aquellos que lo hacen de modo absolutamente esporádico (Berman, 2014: 5).

De esta forma, las propuestas se disputan el mismo público y la oferta se vuelve mucho mayor que la demanda. Resulta llamativo pensar en la Ciudad de Buenos Aires como uno de los grandes centros de producción escénica, con salas que resultan tan difíciles de llenar. Esta cuestión podría tener motivos económicos (cuando el salario comienza a perder poder de compra, este es uno de los consumos que sufre un gran recorte), o motivos artísticos (hay obras que pueden no gustar). Pero no trabajaremos sobre estos puntos sino en los motivos culturales en relación al hábito del ir al teatro y el modo en el que se construye, sobre todo en la cuestión comunicacional, uno de los núcleos centrales del problema según nuestra perspectiva.

Idioma

spa

Extent

96 p.

Derechos

info:eu-repo/semantics/openAccess
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-NC-ND 2.0)

Formato

application/pdf

Identificador

http://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/1683

Cobertura

7593303
Ciudad Autónoma de Buenos Aires (autonomus city)

Tesis Item Type Metadata

Título obtenido

Licenciada en Ciencias de la Comunicación

Institución otorgante

Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales

Lugar de edición

Identificador interno

4373
]]>
https://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/1735 <![CDATA[Black Mirror : configuraciones sociales en la era de la técnica moderna : puntuaciones teóricas para un análisis comunicacional]]> Indudablemente la sociedad del siglo XXI está experimentando un conjunto de cambios y transformaciones políticas, económicas y socioculturales de gran envergadura, cuya gestación no ha resultado de la noche a la mañana, sino que viene generándose desde hace un largo tiempo, tal como ha sucedido en el paso a la Sociedad Industrial. La sociedad, tal y como la conocemos y experimentamos en la actualidad es, en cierta medida, reflejo de un tipo de mentalidad cuyos inicios se remontan al siglo XIII, a partir del cual, paulatinamente, se han producido una serie de procesos que han configurado al mundo de una manera muy particular y sin tintes azarosos.

Algunos autores que he estudiado a lo largo de la carrera han abordado esta problemática a través de conceptos como Técnica Moderna, Sociedad Disciplinaria y Sociedades de Control, los que, a pesar de haber sido elaborados por intelectuales con perspectivas diferentes, los pondré en relación para enriquecer el análisis. Uno de los pilares fundamentales de este suceso es la preeminencia, a lo largo del último siglo, de la razón instrumental, un tipo de mentalidad centrada en fines utilitarios, que considera que el valor de las cosas radica en aquello para lo que sirven. En este contexto, el rol de las nuevas tecnologías de la comunicación han ejercido -y sin lugar a dudas ejercen- un rol fundamental, lo cual advierte que asistimos desde hace tiempo a una nueva época: la era de la técnica.

El propósito de esta tesina se ha orientado a investigar acerca de la construcción de la crítica social presente en el miniserie británica Black Mirror hacia los avances de la tecnología no como herramienta en sí misma sino respecto a la concepción del mundo que se vincula con su peculiar creación, utilización e impacto en diversas dimensiones de la vida del ser humano, tales como la ética y moral, la social, espiritual, cultural, laboral, entre otras. Por lo tanto, el objeto de estudio elegido, me ha permitido abordar este tipo de cuestiones vinculadas a la técnica como modo de vida conjugado con el proceso de racionalización histórica que hegemoniza el modo de comprender el mundo desde hace doscientos años.]]>
2021-11-25T08:30:07-03:00

Dublin Core

Título

Black Mirror : configuraciones sociales en la era de la técnica moderna : puntuaciones teóricas para un análisis comunicacional

Colaborador

Besse, Juan

Fecha

2018

Descripción

Indudablemente la sociedad del siglo XXI está experimentando un conjunto de cambios y transformaciones políticas, económicas y socioculturales de gran envergadura, cuya gestación no ha resultado de la noche a la mañana, sino que viene generándose desde hace un largo tiempo, tal como ha sucedido en el paso a la Sociedad Industrial. La sociedad, tal y como la conocemos y experimentamos en la actualidad es, en cierta medida, reflejo de un tipo de mentalidad cuyos inicios se remontan al siglo XIII, a partir del cual, paulatinamente, se han producido una serie de procesos que han configurado al mundo de una manera muy particular y sin tintes azarosos.

Algunos autores que he estudiado a lo largo de la carrera han abordado esta problemática a través de conceptos como Técnica Moderna, Sociedad Disciplinaria y Sociedades de Control, los que, a pesar de haber sido elaborados por intelectuales con perspectivas diferentes, los pondré en relación para enriquecer el análisis. Uno de los pilares fundamentales de este suceso es la preeminencia, a lo largo del último siglo, de la razón instrumental, un tipo de mentalidad centrada en fines utilitarios, que considera que el valor de las cosas radica en aquello para lo que sirven. En este contexto, el rol de las nuevas tecnologías de la comunicación han ejercido -y sin lugar a dudas ejercen- un rol fundamental, lo cual advierte que asistimos desde hace tiempo a una nueva época: la era de la técnica.

El propósito de esta tesina se ha orientado a investigar acerca de la construcción de la crítica social presente en el miniserie británica Black Mirror hacia los avances de la tecnología no como herramienta en sí misma sino respecto a la concepción del mundo que se vincula con su peculiar creación, utilización e impacto en diversas dimensiones de la vida del ser humano, tales como la ética y moral, la social, espiritual, cultural, laboral, entre otras. Por lo tanto, el objeto de estudio elegido, me ha permitido abordar este tipo de cuestiones vinculadas a la técnica como modo de vida conjugado con el proceso de racionalización histórica que hegemoniza el modo de comprender el mundo desde hace doscientos años.

Idioma

spa

Extent

106 p.

Derechos

info:eu-repo/semantics/openAccess
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-NC-ND 2.0)

Formato

application/pdf

Identificador

http://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/1735

Table Of Contents

1 INTRODUCCIÓN
1.1 ACERCA DE LOS OBJETIVOS Y LAS HIPÓTESIS
1.2 LA MINISERIE
1.2.1 Temporada 1
El Himno Nacional
Quince millones de méritos
Tu historia completa
1.2.2 Temporada 2
Vuelvo enseguida
Oso Blanco
El momento Waldo
Blanca Navidad
1.2.3 Temporada 3
Partida
Cállate y baila
San Junípero
El hombre contra el fuego
Odio Nacional

2 ACERCA DEL ENCUADRE TEÓRICO DEL ENSAYO

3 EL ANÁLISIS
3.1 Los valores presentes en Black Mirror heredados de la Modernidad y la Racionalidad
Técnico Instrumental
3.1.1 La concepción de sujeto
3.1.2 El imperio de la instrumentalización y el dominio sobre la naturaleza
3.1.3 La hegemonización de la fórmula matemática en la vida cotidiana de los hombres
3.1.4 La memoria y los recuerdos en la era de la reproductibilidad técnica: del daguerrotipo al “recolector de recuerdos”
3.1.5 Los vínculos humanos atravesados por la lógica de la razón instrumental
3.1.6 La noción de progreso
3.2 Espacios, tiempos y cuerpos regulados
3.2.1 Sonría, lo estamos vigilando: el poder disciplinario en la sociedad virtual
3.2.2 Las fisuras del Panóptico: poder y resistencia
3.2.3 El rol de los dispositivos tecnológicos en la vigilancia y el control de la sociedad
3.3 Algo más sobre el cuerpo en Black Mirror
3.3.1 La docilidad del cuerpo-máquina
3.3.2 El cuerpo doliente: el cuerpo duele
3.3.3 El cuerpo como fuente de sospechas
3.3.4 La autocoacción como represión sobre el propio cuerpo
3.4 La técnica moderna: el reflejo del espejo negro
3.4.1 El símbolo del reloj: la mecanización de los sujetos
3.4.2 Algunas consideraciones sobre la técnica
3.4.3 La naturalización y el totalitarismo de la técnica moderna
3.4.4 Otros modos de vida alternativos pueden ser posibles

4 Conclusiones

5 Bibliografía

Tesis Item Type Metadata

Título obtenido

Licenciada en Ciencias de la Comunicación

Institución otorgante

Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales

Lugar de edición

Identificador interno

4287
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https://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/1444 <![CDATA[Subjetividad, temporalidad, tradición : crítica de la economía libidinal del tiempo]]> Con el interés por dar cuenta de los sentidos interiorizados que operan en prácticas actuales, de la tradición, dos fenómenos llaman nuestra atención especialmente. Encontramos dos recortes de sucesos que representan dinámicas sociales en las que los comportamientos de los sujetos se ven imbuidos por distinto tiempo y ritmo. Se trata de fenómenos que parecen involucrar diferentes temporalidades predominantes: una relativa a la urgencia, la convulsión con que un tiempo de crisis es vivida, por ejemplo; la otra correspondiente a la gradualidad, observable en tensiones que paulatinamente cobran relieve en la historia –apareciendo en un momento y cada vez más, fluctuando y reemergiendo– como relaciones de dominación expresadas en reclamos, propuestas y contrapropuestas específicas.

Para caracterizar esos dos fenómenos registramos como ejemplos, en primer lugar, las prácticas autogestivas y autonómicas surgidas al calor de la conocida crisis económica, política y social del 2001 en Argentina; en segundo, cambios ocurridos en afectos y representaciones tradicionales referidos a las concepciones de género y, puntualmente, a la dominación masculina y la heteronormatividad, que condujeron al panorama actual, donde buena parte de la población civil acordaría con las académicas Diana Broggi y Mariel Martínez Cabrera en que el feminismo “es uno de los procesos de masas más grandes de los últimos tiempos”, lo cual conduce a un paisaje en el que, en palabras del antropólogo Pablo Semán, “al menos una parte importante de nuestra sociedad vive un estado deliberativo acerca de lo que conocimos en otra época como las entidades inmutables del sexo y el género”.

Ya advertimos, pues, que los sentidos de prácticas actuales se encuentran entreverados a otros pretéritos. A su vez, las interrelaciones entre la variedad de estas instancias implican al sentido social objetivado en el orden del mundo, como condiciones objetivas o instituidas, como así también a las condiciones constitutivas generales por las que los sentidos sociales se sedimentan en la subjetividad, lo que podría llamarse, condiciones subjetivas.

En el análisis de distintos fenómenos es posible encontrar que sentidos añejos pueden cobrar preponderancia sobre proyectos contemporáneos, incluso en casos en los que los agentes hacen explícita su propuesta de alterar aquellas prácticas más primitivas. Estas consideraciones tornan especialmente relevantes ante el análisis de fenómenos que involucran a movimientos y formaciones que se pronuncian en nombre de la transformación de dinámicas sociales.

Respecto a los proyectos que apuntan a la transformación de los comportamientos, preguntamos si la tradición, en la urgencia de la crisis, no comportará acaso rigideces que resisten y oponen a las acciones que la contradigan, aspecto que influiría en la corta duración o abandono de esas prácticas contra-tradicionales. Por otro lado, el desenlace paulatino, en relación con esos sentidos de la tradición, quizás sea nodal para explicar la mayor prolongación en el tiempo de esas prácticas colectivas alternativas a las acostumbradas, con motivo de una menor rigidez de las capas sedimentadas de la tradición.

No cuestionamos sobre la organización de esas asambleas que, en la editorial del 14 de febrero de 2002, el diario La Nación alertaba que pudieran “acercarse al sombrío modelo de decisión de los soviets”. Tampoco sobre los debates en torno a la diversidad sexual y los reclamos y reivindicaciones que son planteados desde movimientos que se reconocen con perspectiva de género. La pregunta aquí señala a lo que comenzamos mostrando como distintas temporalidades sobre el eje problemático que podríamos sintetizar en la tríada subjetividad- temporalidad-tradición. No implicamos a la subjetividad en todas sus dimensiones, sino en lo referido a la convivencia de sentidos antiguos con otros configurados más recientemente, que responden a proyectos que se pronuncian por la transformación de un estado de situación actual (ciertamente, sentidos entrelazados y en tensión más que distinguibles con claridad). No llamamos la atención sobre la tradición respecto a objetos, composiciones particulares u otras expresiones objetivas (como podría ser la historia oficial según es narrada en el diseño curricular escolar), sino en lo que convoca a la subjetividad –como estratos de sentidos, de la interioridad y la exterioridad estructuradas en coexistencia–. No retomamos las injerencias de la influencia temporal en lo que respecta a medidas o variaciones según la velocidad de los cuerpos en el espacio, sino en lo que atañe a las condiciones subjetivas en instancias en que las capas de sentido profundas pertenecientes a la tradición son impelidas al cambio.

Así, no evocamos los sucesos de principios del Siglo XXI en Argentina y las transformaciones en cuestiones de género para hacer análisis de estos casos particulares, sino porque allí vemos dos interacciones distintas entre temporalidad, tradición y subjetividad. Dos ejemplos que disparan y acompañan los interrogantes que organizan este trabajo.

Con el puntapié de estas muestras de brecha crítica de corta duración y de conflictos desenvueltos en tiempos graduales, es posible organizar dos órdenes de temporalidad que, por lo que interpelan a transformar en la relación entre las estructuras subjetivas y el mundo con que se entrelazan, podemos preguntar si inclinan a los actores sociales a involucrarse y responder de distinta manera según esos tiempos y ritmos y aquellos sentidos que convoquen de su tradición. Trata, en limpio, de situaciones o épocas de convulsión generalizada, contrapuestas a corrimientos en el desenvolvimiento del hacer, sentir y decir más ligado –acostumbrado– al ajuste entre estructuras interiorizadas y condiciones objetivas, por la larga exposición de aquellas a estas, por la reiterada producción de estas por aquellas.

En resumen y titulando estas diferencias: señalamos al cambio abrupto, dramático, de un lado, y al desarrollo gradual, por otro, como dos variantes para la temporalidad respecto a cómo los sujetos viven sus vidas. En virtud de estas variaciones, resulta útil parar mientes acerca de las situaciones en que sujetos y colectivos vuelven a modos de interacción anteriores a los períodos de ruptura o eventual transformación, aun cuando eran aquellos que decían pretender erradicar.

Si es correcto, como afirma Marx en la introducción de El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, que los sujetos en “tiempos de crisis y rebelión es precisamente cuando, con miedo, conjuran en su auxilio los espíritus de antaño”, parece válido llamar la atención sobre cómo el miedo promueve reflujos y cómo esto pudo haber operado en aquel tiempo de crisis. Marx encontraba una relación entre los momentos de miedo y la respuesta que abreva en la tradición. Entonces ¿qué componentes reflotaban cuerpos que decían oponerse a formas que durante decenios habían encarnado: un ciudadano escasamente comprometido desde lo civil, en tensión con comportamientos que, en el nuevo escenario de organizaciones asamblearias, buscaba empoderarse como activo en la institución de los intercambios sociales encaramados en el colectivo del cual formaba parte? ¿Ese miedo influye de igual manera cuando la transformación se emprende en tiempos que no son los de “crisis y rebelión”? Cabe la comparación con las enunciaciones que rechazan a la dominación heteronormativizante en ritmos que no son los de la convulsión generalizada.

Las preguntas dirigen a cómo se comportan las estructuras subjetivas en su doble dimensión –en tanto que sentidos que fueron gradualmente estructurados en la subjetividad (los más añejos con los más recientes) y se presentifican en formas de percepción, valoración y acción, como en su carácter estructurante– en función de los distintos ritmos que se presentan para dinámicas que proponen cambiar lo tradicional (en los casos que invocamos como disparadores para la interrogación, serían: la auto-organización de la gestión de las necesidades a instancias de una situación de crisis; las percepciones y acciones referidas a género y sexualidad).

Una hipótesis –bien sintetizada en la frase de Marx– supone que la vertiginosidad de la crisis conlleva la reasunción de lo tradicional imponiéndose en la urgencia, como material predilecto desde el que responder a la impensada intemperie, en busca de cobijas conocidas. En correlato, si el sentido de crisis como ausencia de suelo firme se impone, ¿puede un ambiente vivido como hostil y supuesto como consecuencia de decisiones ajenas, presentarse como el más propicio para transformar la propia historia sentando bases duraderas para el porvenir? ¿O será que por la escasez de sentidos de larga data donde apoyarse después de la revuelta, la sublevación incluso puede, con sus reflujos –vuelta en farsa a un estadio trágico–, enquistar las tramas que se intenta superar? ¿Por qué las crisis de corta duración pueden activar reflujos que se extienden desde tiempos sumergidos? ¿Diferentes posibilidades se juegan para la transformación en tiempos vividos como estables? ¿Es posible algún tipo de preparación o contención preventiva para precaver las impulsiones de retroceso que, ya por crisis, ya por rebelión, conjuran en respuesta al miedo? Estas preguntas no representan sino una inquietud inicial sobre el fenómeno de la tradición.

Los abordajes referidos a aquellas experiencias colectivas de los años 2001 y 2002, catalogadas como brotes con perspectivas autonomistas, priorizaron explicar lo fallido de dichas aspiraciones por la reestructuración económico política que ocurriría a partir de 2003, minorizando –cuando no directamente desatendiendo– las implicancias subjetivas de los actores sociales que encarnaban esas experiencias, es decir, el nivel de las disposiciones interiorizadas desde los procesos de la constitución de sus subjetividades, precisamente la dimensión donde la heteronomía, o lo que Pierre Bourdieu denomina dominación simbólica, genera consentimientos naturalizados y naturalizantes, una dominación cuyos modos no son los del continuo látigo, sino los de la naturalización y, por tanto, donde los problemas de la tradición cobran relevancia. Consideramos que “este tipo de estudios –sin desmerecer sus alcances– lejos de echar luz sobre los avances y retrocesos de los fenómenos que analizan, toman sus efectos por causas” a la hora de explicar la reemergencia de un orden político concentrado por las figuras de liderazgo más tradicionales.

Con esta distinción por la que la subjetividad involucra la tradición sedimentada según distintos órdenes de temporalidad, parece posible brindar medios por los que abordar conflictos históricos que no han sido interrogados desde concepciones que seriamente consideren el lugar de la subjetividad. Un enfoque tal puede aspirar a explicar cómo “del extremo autonomismo abrazado en los albores de diciembre de 2001 se ha pasado, por momentos de manera dramática, a una acérrima estadolatría que amenaza con desmembrar las otrora experiencias de lucha más ricas en radicalidad y autogestión”. No se trata de desconocer el crecimiento en número y participación de empresas recuperadas, ni de eludir que organizaciones de desempleados llevaban años funcionando para la fecha de 2001, o desoír los reclamos que movilizaban a ahorristas, sino en todo caso, de brindar elementos teóricos para comprender la complejidad de los matices que hicieron que la “dinámica asamblearia y prefigurativa”, habiendo mostrado importantes logros para sus reclamos y objetivos propuestos, aun así no resultara en una expansión mayor del autogobierno con “métodos de participación directa y discusión colectiva con la designación rotativa de delegados que permitan llevar a cabo las medidas consensuadas”, y tendiese a reabsorberse en prácticas anteriores.

Nuestro interés no está centrado en reponer los debates en torno a los dos fenómenos particulares que destacamos, ni en abordarlos desde su historicidad, sino en interrogar cómo se sedimentan los sentidos que pasan a organizarse como tradición, y si son reasumidos de distinta forma por los sujetos en la constitución de distintas temporalidades. De este modo, partiendo del interés suscitado por los dos sucesos históricos que mencionamos, la presente tesis propone un abordaje del problema de la tradición, principalmente, e indagar, luego, si pueden extraerse consideraciones más generales sobre la incidencia de los flujos temporales, como ritmos con que los sujetos viven su momento histórico, respecto a tiempos en que se proponen transformar representaciones y afectos que hacen remisión a la tradición. Esto demanda indagar, además, condiciones de posibilidad para que haces de remisión de sentido cobren lugar en la subjetividad, desde condiciones presentes a escenas que fueron estructurantes en el pasado, y entren en relación con viejas formas instituidas. Si esos sentidos son el resultado del entrelazo entre las condiciones subjetivas y objetivas, importa comprender la génesis de la interiorización de los sentidos sociales de la tradición.

Para ello, en una primera observación del lugar correspondiente a la tradición en una cultura, elegimos trabajar con la perspectiva de Raymond Williams. Este punto de partida es impulsado por la atención a la tradición, la cultura y la acción de los actores sociales, que prestó el autor en sus análisis de procesos históricos. En primera instancia, su propuesta teórica orienta a las preguntas que aquí planteamos, porque en vez de explicar las transformaciones culturales como simples adaptaciones generalizadas a partir de cambios en estructuras ecónomicas, atiende a particularidades que atañen a la experiencia y actividad de los sujetos y su participación en la vida social. Sin detrimento de esto, es necesario profundizar en el análisis de las condiciones subjetivas que hacen posible el proceso de interiorización de la tradición, un aspecto que en la teoría de Williams es dado por hecho sin hallarse cabalmente explicado. A causa de este requerimiento es que recurriremos a otro autor que habilita a comprender el modo en que la vida subjetiva se vincula a la tradición: Cornelius Castoriadis.

Aun si Williams destaca la imposibilidad de separar al devenir social de la vida subjetiva de quienes participan en él, aun si entiende al sentir, al sentimiento, la experiencia, organizado como una estructura, sus estudios no proveen una indagación de las condiciones propias de la subjetividad para comprender cómo esa estructuración tiene lugar en la historia de estos actores sociales. En este aspecto es que recurriremos a la perspectiva de Castoriadis, que coincidiendo en concebir la imposibilidad de separación tajante entre mundo social y mundo subjetivo, también subrayó la irreductibilidad de estos polos y se encaminó hacia estudios que aborden el vínculo indisociable entre psicogénesis y sociogénesis, deteniéndose, especialmente con los aportes del psicoanálisis freudiano, en la imbricación de la subjetividad en la historia y los fenómenos sociales. En el apartado siguiente introduciremos en las relaciones entre estos autores a la luz del problema de la interiorización de los sentidos sociales, como proceso que necesariamente involucra a la vida subjetiva.]]>
2021-11-25T08:29:50-03:00

Dublin Core

Título

Subjetividad, temporalidad, tradición : crítica de la economía libidinal del tiempo

Autor/es

Colaborador

Ferme, Federico

Fecha

2019

Spatial Coverage

Temporal Coverage

2001

Descripción

Con el interés por dar cuenta de los sentidos interiorizados que operan en prácticas actuales, de la tradición, dos fenómenos llaman nuestra atención especialmente. Encontramos dos recortes de sucesos que representan dinámicas sociales en las que los comportamientos de los sujetos se ven imbuidos por distinto tiempo y ritmo. Se trata de fenómenos que parecen involucrar diferentes temporalidades predominantes: una relativa a la urgencia, la convulsión con que un tiempo de crisis es vivida, por ejemplo; la otra correspondiente a la gradualidad, observable en tensiones que paulatinamente cobran relieve en la historia –apareciendo en un momento y cada vez más, fluctuando y reemergiendo– como relaciones de dominación expresadas en reclamos, propuestas y contrapropuestas específicas.

Para caracterizar esos dos fenómenos registramos como ejemplos, en primer lugar, las prácticas autogestivas y autonómicas surgidas al calor de la conocida crisis económica, política y social del 2001 en Argentina; en segundo, cambios ocurridos en afectos y representaciones tradicionales referidos a las concepciones de género y, puntualmente, a la dominación masculina y la heteronormatividad, que condujeron al panorama actual, donde buena parte de la población civil acordaría con las académicas Diana Broggi y Mariel Martínez Cabrera en que el feminismo “es uno de los procesos de masas más grandes de los últimos tiempos”, lo cual conduce a un paisaje en el que, en palabras del antropólogo Pablo Semán, “al menos una parte importante de nuestra sociedad vive un estado deliberativo acerca de lo que conocimos en otra época como las entidades inmutables del sexo y el género”.

Ya advertimos, pues, que los sentidos de prácticas actuales se encuentran entreverados a otros pretéritos. A su vez, las interrelaciones entre la variedad de estas instancias implican al sentido social objetivado en el orden del mundo, como condiciones objetivas o instituidas, como así también a las condiciones constitutivas generales por las que los sentidos sociales se sedimentan en la subjetividad, lo que podría llamarse, condiciones subjetivas.

En el análisis de distintos fenómenos es posible encontrar que sentidos añejos pueden cobrar preponderancia sobre proyectos contemporáneos, incluso en casos en los que los agentes hacen explícita su propuesta de alterar aquellas prácticas más primitivas. Estas consideraciones tornan especialmente relevantes ante el análisis de fenómenos que involucran a movimientos y formaciones que se pronuncian en nombre de la transformación de dinámicas sociales.

Respecto a los proyectos que apuntan a la transformación de los comportamientos, preguntamos si la tradición, en la urgencia de la crisis, no comportará acaso rigideces que resisten y oponen a las acciones que la contradigan, aspecto que influiría en la corta duración o abandono de esas prácticas contra-tradicionales. Por otro lado, el desenlace paulatino, en relación con esos sentidos de la tradición, quizás sea nodal para explicar la mayor prolongación en el tiempo de esas prácticas colectivas alternativas a las acostumbradas, con motivo de una menor rigidez de las capas sedimentadas de la tradición.

No cuestionamos sobre la organización de esas asambleas que, en la editorial del 14 de febrero de 2002, el diario La Nación alertaba que pudieran “acercarse al sombrío modelo de decisión de los soviets”. Tampoco sobre los debates en torno a la diversidad sexual y los reclamos y reivindicaciones que son planteados desde movimientos que se reconocen con perspectiva de género. La pregunta aquí señala a lo que comenzamos mostrando como distintas temporalidades sobre el eje problemático que podríamos sintetizar en la tríada subjetividad- temporalidad-tradición. No implicamos a la subjetividad en todas sus dimensiones, sino en lo referido a la convivencia de sentidos antiguos con otros configurados más recientemente, que responden a proyectos que se pronuncian por la transformación de un estado de situación actual (ciertamente, sentidos entrelazados y en tensión más que distinguibles con claridad). No llamamos la atención sobre la tradición respecto a objetos, composiciones particulares u otras expresiones objetivas (como podría ser la historia oficial según es narrada en el diseño curricular escolar), sino en lo que convoca a la subjetividad –como estratos de sentidos, de la interioridad y la exterioridad estructuradas en coexistencia–. No retomamos las injerencias de la influencia temporal en lo que respecta a medidas o variaciones según la velocidad de los cuerpos en el espacio, sino en lo que atañe a las condiciones subjetivas en instancias en que las capas de sentido profundas pertenecientes a la tradición son impelidas al cambio.

Así, no evocamos los sucesos de principios del Siglo XXI en Argentina y las transformaciones en cuestiones de género para hacer análisis de estos casos particulares, sino porque allí vemos dos interacciones distintas entre temporalidad, tradición y subjetividad. Dos ejemplos que disparan y acompañan los interrogantes que organizan este trabajo.

Con el puntapié de estas muestras de brecha crítica de corta duración y de conflictos desenvueltos en tiempos graduales, es posible organizar dos órdenes de temporalidad que, por lo que interpelan a transformar en la relación entre las estructuras subjetivas y el mundo con que se entrelazan, podemos preguntar si inclinan a los actores sociales a involucrarse y responder de distinta manera según esos tiempos y ritmos y aquellos sentidos que convoquen de su tradición. Trata, en limpio, de situaciones o épocas de convulsión generalizada, contrapuestas a corrimientos en el desenvolvimiento del hacer, sentir y decir más ligado –acostumbrado– al ajuste entre estructuras interiorizadas y condiciones objetivas, por la larga exposición de aquellas a estas, por la reiterada producción de estas por aquellas.

En resumen y titulando estas diferencias: señalamos al cambio abrupto, dramático, de un lado, y al desarrollo gradual, por otro, como dos variantes para la temporalidad respecto a cómo los sujetos viven sus vidas. En virtud de estas variaciones, resulta útil parar mientes acerca de las situaciones en que sujetos y colectivos vuelven a modos de interacción anteriores a los períodos de ruptura o eventual transformación, aun cuando eran aquellos que decían pretender erradicar.

Si es correcto, como afirma Marx en la introducción de El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, que los sujetos en “tiempos de crisis y rebelión es precisamente cuando, con miedo, conjuran en su auxilio los espíritus de antaño”, parece válido llamar la atención sobre cómo el miedo promueve reflujos y cómo esto pudo haber operado en aquel tiempo de crisis. Marx encontraba una relación entre los momentos de miedo y la respuesta que abreva en la tradición. Entonces ¿qué componentes reflotaban cuerpos que decían oponerse a formas que durante decenios habían encarnado: un ciudadano escasamente comprometido desde lo civil, en tensión con comportamientos que, en el nuevo escenario de organizaciones asamblearias, buscaba empoderarse como activo en la institución de los intercambios sociales encaramados en el colectivo del cual formaba parte? ¿Ese miedo influye de igual manera cuando la transformación se emprende en tiempos que no son los de “crisis y rebelión”? Cabe la comparación con las enunciaciones que rechazan a la dominación heteronormativizante en ritmos que no son los de la convulsión generalizada.

Las preguntas dirigen a cómo se comportan las estructuras subjetivas en su doble dimensión –en tanto que sentidos que fueron gradualmente estructurados en la subjetividad (los más añejos con los más recientes) y se presentifican en formas de percepción, valoración y acción, como en su carácter estructurante– en función de los distintos ritmos que se presentan para dinámicas que proponen cambiar lo tradicional (en los casos que invocamos como disparadores para la interrogación, serían: la auto-organización de la gestión de las necesidades a instancias de una situación de crisis; las percepciones y acciones referidas a género y sexualidad).

Una hipótesis –bien sintetizada en la frase de Marx– supone que la vertiginosidad de la crisis conlleva la reasunción de lo tradicional imponiéndose en la urgencia, como material predilecto desde el que responder a la impensada intemperie, en busca de cobijas conocidas. En correlato, si el sentido de crisis como ausencia de suelo firme se impone, ¿puede un ambiente vivido como hostil y supuesto como consecuencia de decisiones ajenas, presentarse como el más propicio para transformar la propia historia sentando bases duraderas para el porvenir? ¿O será que por la escasez de sentidos de larga data donde apoyarse después de la revuelta, la sublevación incluso puede, con sus reflujos –vuelta en farsa a un estadio trágico–, enquistar las tramas que se intenta superar? ¿Por qué las crisis de corta duración pueden activar reflujos que se extienden desde tiempos sumergidos? ¿Diferentes posibilidades se juegan para la transformación en tiempos vividos como estables? ¿Es posible algún tipo de preparación o contención preventiva para precaver las impulsiones de retroceso que, ya por crisis, ya por rebelión, conjuran en respuesta al miedo? Estas preguntas no representan sino una inquietud inicial sobre el fenómeno de la tradición.

Los abordajes referidos a aquellas experiencias colectivas de los años 2001 y 2002, catalogadas como brotes con perspectivas autonomistas, priorizaron explicar lo fallido de dichas aspiraciones por la reestructuración económico política que ocurriría a partir de 2003, minorizando –cuando no directamente desatendiendo– las implicancias subjetivas de los actores sociales que encarnaban esas experiencias, es decir, el nivel de las disposiciones interiorizadas desde los procesos de la constitución de sus subjetividades, precisamente la dimensión donde la heteronomía, o lo que Pierre Bourdieu denomina dominación simbólica, genera consentimientos naturalizados y naturalizantes, una dominación cuyos modos no son los del continuo látigo, sino los de la naturalización y, por tanto, donde los problemas de la tradición cobran relevancia. Consideramos que “este tipo de estudios –sin desmerecer sus alcances– lejos de echar luz sobre los avances y retrocesos de los fenómenos que analizan, toman sus efectos por causas” a la hora de explicar la reemergencia de un orden político concentrado por las figuras de liderazgo más tradicionales.

Con esta distinción por la que la subjetividad involucra la tradición sedimentada según distintos órdenes de temporalidad, parece posible brindar medios por los que abordar conflictos históricos que no han sido interrogados desde concepciones que seriamente consideren el lugar de la subjetividad. Un enfoque tal puede aspirar a explicar cómo “del extremo autonomismo abrazado en los albores de diciembre de 2001 se ha pasado, por momentos de manera dramática, a una acérrima estadolatría que amenaza con desmembrar las otrora experiencias de lucha más ricas en radicalidad y autogestión”. No se trata de desconocer el crecimiento en número y participación de empresas recuperadas, ni de eludir que organizaciones de desempleados llevaban años funcionando para la fecha de 2001, o desoír los reclamos que movilizaban a ahorristas, sino en todo caso, de brindar elementos teóricos para comprender la complejidad de los matices que hicieron que la “dinámica asamblearia y prefigurativa”, habiendo mostrado importantes logros para sus reclamos y objetivos propuestos, aun así no resultara en una expansión mayor del autogobierno con “métodos de participación directa y discusión colectiva con la designación rotativa de delegados que permitan llevar a cabo las medidas consensuadas”, y tendiese a reabsorberse en prácticas anteriores.

Nuestro interés no está centrado en reponer los debates en torno a los dos fenómenos particulares que destacamos, ni en abordarlos desde su historicidad, sino en interrogar cómo se sedimentan los sentidos que pasan a organizarse como tradición, y si son reasumidos de distinta forma por los sujetos en la constitución de distintas temporalidades. De este modo, partiendo del interés suscitado por los dos sucesos históricos que mencionamos, la presente tesis propone un abordaje del problema de la tradición, principalmente, e indagar, luego, si pueden extraerse consideraciones más generales sobre la incidencia de los flujos temporales, como ritmos con que los sujetos viven su momento histórico, respecto a tiempos en que se proponen transformar representaciones y afectos que hacen remisión a la tradición. Esto demanda indagar, además, condiciones de posibilidad para que haces de remisión de sentido cobren lugar en la subjetividad, desde condiciones presentes a escenas que fueron estructurantes en el pasado, y entren en relación con viejas formas instituidas. Si esos sentidos son el resultado del entrelazo entre las condiciones subjetivas y objetivas, importa comprender la génesis de la interiorización de los sentidos sociales de la tradición.

Para ello, en una primera observación del lugar correspondiente a la tradición en una cultura, elegimos trabajar con la perspectiva de Raymond Williams. Este punto de partida es impulsado por la atención a la tradición, la cultura y la acción de los actores sociales, que prestó el autor en sus análisis de procesos históricos. En primera instancia, su propuesta teórica orienta a las preguntas que aquí planteamos, porque en vez de explicar las transformaciones culturales como simples adaptaciones generalizadas a partir de cambios en estructuras ecónomicas, atiende a particularidades que atañen a la experiencia y actividad de los sujetos y su participación en la vida social. Sin detrimento de esto, es necesario profundizar en el análisis de las condiciones subjetivas que hacen posible el proceso de interiorización de la tradición, un aspecto que en la teoría de Williams es dado por hecho sin hallarse cabalmente explicado. A causa de este requerimiento es que recurriremos a otro autor que habilita a comprender el modo en que la vida subjetiva se vincula a la tradición: Cornelius Castoriadis.

Aun si Williams destaca la imposibilidad de separar al devenir social de la vida subjetiva de quienes participan en él, aun si entiende al sentir, al sentimiento, la experiencia, organizado como una estructura, sus estudios no proveen una indagación de las condiciones propias de la subjetividad para comprender cómo esa estructuración tiene lugar en la historia de estos actores sociales. En este aspecto es que recurriremos a la perspectiva de Castoriadis, que coincidiendo en concebir la imposibilidad de separación tajante entre mundo social y mundo subjetivo, también subrayó la irreductibilidad de estos polos y se encaminó hacia estudios que aborden el vínculo indisociable entre psicogénesis y sociogénesis, deteniéndose, especialmente con los aportes del psicoanálisis freudiano, en la imbricación de la subjetividad en la historia y los fenómenos sociales. En el apartado siguiente introduciremos en las relaciones entre estos autores a la luz del problema de la interiorización de los sentidos sociales, como proceso que necesariamente involucra a la vida subjetiva.

Idioma

spa

Extent

114 p.

Derechos

info:eu-repo/semantics/openAccess
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-NC-ND 2.0)

Formato

application/pdf

Identificador

http://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/1444

Cobertura

ARG
2001

Tesis Item Type Metadata

Título obtenido

Licenciado en Ciencias de la Comunicación

Institución otorgante

Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales

Lugar de edición

Identificador interno

4532
]]>
https://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/3377 <![CDATA[Instantáneas de la vida en las redes sociales : construcciones del @yo de los usuarios de Instagram]]> Esta tesina como trabajo ensayístico se propone la revisión de conceptos desarrollados por diversos autores, -algunos que forman parte de la bibliografía de carrera de Comunicación y otros que no, pero podrían serlo- para identificar y describir la construcción que los usuarios de Instagram hacen de sí mismos a partir de las imágenes que comparten y las maneras en que lo hacen.

Iniciamos este trabajo con un recorrido teórico para orientarnos. En una primera parte caracterizamos el desarrollo tecnológico y los cambios sociales que fueron posibles gracias a esto; posteriormente, pleanteamos una descripción de la red social elegida para este trabajo y sus modos de funcionamiento, y finalmente, abordamos la cuestión de la identidad que construyen los usuarios de sí mismos en dicha red. En segundo término, aplicamos las nociones teóricas problematizadas a una descripción de un corpus de usuarios, destacando los que más llamaron nuestra atención, incluyendo como cierre un hecho particular que ocurrió mientras se realizaba el relevamiento.

Partimos de escritos como La sociedad cómo espectáculo, de Paula Sibilia (2008), con conceptos claves como extimidad y la tiranía de la visibilidad; y La cultura de la conectividad, de José van Dijck (2016), que describe los nuevos medios conectivos en contraposición a los medios de comunicación tradicionales, y también desarrolla conceptos como el principio de popularidad y gustabilidad. y En el enjambre, de Byun Chun Hal (2014). Retomamos propuestas de autores que focalizan sus investigaciones en temas más específicos de las redes sociales, como Axel Gurevich (2018) con su libro La vida digital. Intersubjetividad en tiempos de plataformas sociales quien ya menciona la relación intrínseca entre vida social y vida digital;, y Franco Frenquelli (2017), que específicamente desarrolla el lugar que ocupan actualmente las redes sociales como lugar de construcción identitaria y que habla de la arquitectura que tienen las redes,que habilita determinados comportamientos y vínculos en el mundo digital.

Este trabajo se incluyó la creación de una cuenta de Instagram desde la cual observamos durante 15 días el comportamiento de 8 perfiles de usuarios, que nos brindaron la posibilidad de describir, a partir de casos empíricos, algunas estrategias de sus construcciones identitarias, y de experimentar en primera persona las posibilidad y restricciones de la construcción de sí que habilitan las redes sociales.]]>
2022-11-09T12:54:19-03:00

Dublin Core

Título

Instantáneas de la vida en las redes sociales : construcciones del @yo de los usuarios de Instagram

Colaborador

Cappa, Fernanda

Fecha

2022

Spatial Coverage

Temporal Coverage

1 a 15 de febrero del 2019

Descripción

Esta tesina como trabajo ensayístico se propone la revisión de conceptos desarrollados por diversos autores, -algunos que forman parte de la bibliografía de carrera de Comunicación y otros que no, pero podrían serlo- para identificar y describir la construcción que los usuarios de Instagram hacen de sí mismos a partir de las imágenes que comparten y las maneras en que lo hacen.

Iniciamos este trabajo con un recorrido teórico para orientarnos. En una primera parte caracterizamos el desarrollo tecnológico y los cambios sociales que fueron posibles gracias a esto; posteriormente, pleanteamos una descripción de la red social elegida para este trabajo y sus modos de funcionamiento, y finalmente, abordamos la cuestión de la identidad que construyen los usuarios de sí mismos en dicha red. En segundo término, aplicamos las nociones teóricas problematizadas a una descripción de un corpus de usuarios, destacando los que más llamaron nuestra atención, incluyendo como cierre un hecho particular que ocurrió mientras se realizaba el relevamiento.

Partimos de escritos como La sociedad cómo espectáculo, de Paula Sibilia (2008), con conceptos claves como extimidad y la tiranía de la visibilidad; y La cultura de la conectividad, de José van Dijck (2016), que describe los nuevos medios conectivos en contraposición a los medios de comunicación tradicionales, y también desarrolla conceptos como el principio de popularidad y gustabilidad. y En el enjambre, de Byun Chun Hal (2014). Retomamos propuestas de autores que focalizan sus investigaciones en temas más específicos de las redes sociales, como Axel Gurevich (2018) con su libro La vida digital. Intersubjetividad en tiempos de plataformas sociales quien ya menciona la relación intrínseca entre vida social y vida digital;, y Franco Frenquelli (2017), que específicamente desarrolla el lugar que ocupan actualmente las redes sociales como lugar de construcción identitaria y que habla de la arquitectura que tienen las redes,que habilita determinados comportamientos y vínculos en el mundo digital.

Este trabajo se incluyó la creación de una cuenta de Instagram desde la cual observamos durante 15 días el comportamiento de 8 perfiles de usuarios, que nos brindaron la posibilidad de describir, a partir de casos empíricos, algunas estrategias de sus construcciones identitarias, y de experimentar en primera persona las posibilidad y restricciones de la construcción de sí que habilitan las redes sociales.

Idioma

spa

Extent

64 p.

Derechos

info:eu-repo/semantics/openAccess
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-NC-ND 2.0)

Formato

application/pdf

Cobertura

ARG
2019

Tesis Item Type Metadata

Título obtenido

Licenciada en Ciencias de la Comunicación

Institución otorgante

Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales

Lugar de edición

Identificador interno

5320
]]>
https://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/1568 <![CDATA[Psicogénesis e imaginación : la subjetividad entre la clausura y la inclusión]]> Resumen temporalmente no disponible. La presente obra no cuenta con resumen provisto por el autor. ]]> 2021-11-25T08:29:58-03:00

Dublin Core

Título

Psicogénesis e imaginación : la subjetividad entre la clausura y la inclusión

Autor/es

Colaborador

Savransky, Carlos

Fecha

2006

Idioma

spa

Extent

160 p.

Derechos

info:eu-repo/semantics/openAccess
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-NC-ND 2.0)

Formato

application/pdf

Identificador

http://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/1568

Tesis Item Type Metadata

Título obtenido

Licenciado en Ciencias de la Comunicación

Institución otorgante

Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales

Lugar de edición

Identificador interno

1696
]]>
https://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/2212 <![CDATA[Nuestra Patria : la producción de la argentinidad (como régimen de verdad) y la educación patriótica escolar (1890-1914) en el discurso de Carlos Octavio Bunge]]> ¿Cómo somos los argentinos? ¿Por qué somos como somos? ¿Existe un ser nacional?. A lo largo de la historia argentina éstas preguntas, y la búsqueda de sus respuestas fueron configurando un orden del discurso que inscribió en las prácticas sociales una subjetividad tensionada por la contradicción entre el proceso de modernización y desarrollo capitalista y el proceso de producción de la identidad nacional.

La particularidad que explicaría esta contradicción tiene como base material el proceso mismo de construcción de la sociedad argentina, en el que los procesos inmigratorios (tanto externos como internos) se constituyeron como elementos fundamentales para entender la obsesión de las clases dominantes por definir un sujeto argentino modelo, homogéneo racial y culturalmente, como condición para su adaptación a la reproducción del orden social.

Entendemos por régimen de verdad un nudo de formas de pensar y formas de hacer (racionalidades, prácticas, acontecimientos) que los hacen aceptables o evidentes en un momento dado, es decir, que los hacen existir históricamente como “sistemas de acción”, “regímenes de prácticas”, “campos de experiencias”, que definen a los sujetos y los objetos, y la relación de los sujetos con la verdad, la norma, y consigo mismos: sujeto de conocimiento; sujeto social o jurídico; sujeto ético; en suma, articulación entre sujeto, verdad, y poder.

El régimen de verdad instaurado constitutivamente con la modernidad capitalista argentina establece su supremacía a partir de definirse como científico. El positivismo es, a su vez, el paradigma a partir del cual se establece en qué consiste un saber científico y, por consiguiente, determina qué saberes deben ser descalificados por no ser científicos.

El positivismo opera presentando una discursividad que fundamenta unas prácticas sociales hacia el futuro; se trata de la idea de progreso, de perfeccionamiento siempre en proceso, de normatividad civilizatoria siempre acechada por una barbarie siempre insurgente, y que por tanto, debe continuamente perfeccionarse en tanto saber productor de saberes-sujetos, más eruditos, más eficaces, más vigilantes y correctivos. Ahí donde parece que se ha establecido definitivamente un nivel de normalidad, surge la necesidad de encontrar un nuevo saber que descubra en la normalidad una anormalidad oculta, encubierta, en suma, una virtualidad por clasificar, vigilar, corregir ó castigar.

El sujeto no es identificable con un conjunto rígido de características (una ‘naturaleza del sujeto’), ó una cosificación asumida como sustancia, sino como la derivación de un sistema de relaciones sociales caracterizada por su capacidad de acción y de autoproducción. Ni el sujeto es algo situado por encima del individuo y de la historia, ni es el individuo. El concepto de sujeto solo puede, entonces, estar basado en una teoría de la intersubjetividad. Los objetos no son cosas (aunque así las reconozcamos), sino el producto de la actividad de los individuos, y en tanto tales expresan la subjetividad socialmente existente: no son más que la cristalización del sistema de relaciones sociales que condiciona la subjetividad social.

En este contexto teórico, nuestra Tesis se propone estudiar la “argentinidad” como régimen de verdad, investigando la arqueología de los discursos y la genealogía de las relaciones de poder que entre 1890 y 1914 se desplegaron para la producción de “sujetos argentinos modelos”.

Entenderemos la “argentinidad” como una forma de hacer más que de ser, para producir unos sujetos-sujetados al orden del discurso de un estado de dominación, cuyas bases materiales requerían inscribir en el cuerpo de los sujetos unas estructuras de comportamiento reales y virtuales, afines con la reproducción del sistema capitalista argentino.

La formación del dispositivo estatal argentino, como unificador político de la nación, fue impulsado por una elite intelectual y política que adoptó el positivismo como fundamento epistemológico para construir una nación organizada científicamente. La sociedad argentina debía adaptarse a las condiciones que requería un desarrollo en orden y con progreso indefinido. En suma, articulación entre ciencia positivista e ideología liberal.

Como parte del programa modernizador, a partir de mediados del siglo XIX, se consideró necesario poblar el país, adoptándose políticas estatales de fomento de la inmigración masiva europea: gobernar era poblar. La población del país tenía un doble objetivo: transplantar la civilización europea al “desierto y la barbarie argentina” preexistente, condición para mejorar “la raza”, objetivo científico; y para dotar al proceso modernizador de fuerza de trabajo calificada, objetivo político.

Sin embargo, hacia fines del siglo XIX, los mismos intelectuales y políticos que habían diseñado, justificado, y legitimado el programa inmigratorio comenzaron a advertir que la ingeniería social para transformar a la Argentina en un país civilizado, vía el transplante poblacional, producía “efectos no deseados” que dificultaban, entorpecían, neutralizaban, ó desvirtuaban, los objetivos científicos y políticos esperados. El transplante había sido exitoso, pero los sujetos transplantados no parecían favorecer la “regeneración de la raza argentina” ni adaptarse dócilmente, en tanto fuerza de trabajo, a las condiciones del capitalismo argentino.

Los inmigrantes no eran los esperados anglo-sajones, sino españoles, italianos del sur, rusos, polacos, eslavos, considerados “razas inferiores”, es decir, no portadores de progreso y civilización; y al mismo tiempo, introducían en el país “ideologías extrañas al ser nacional”, es decir, contestatarias del orden social capitalista: no eran laboriosas masas dóciles y liberales, sino anarquistas revolucionarias.

La elite intelectual y dirigente entendió que era necesario adoptar medidas urgentes para resolver estos “efectos no deseados” de la inmigración. En el corto plazo, se adoptaron medidas de carácter represivo, como la “Ley de Residencia” de 1902, que establecía la deportación de los extranjeros “inadaptables” a su país de origen, y el uso de las fuerzas policiales y militares para reprimir las huelgas y manifestaciones anti-capitalistas de la clase trabajadora urbana y rural, que tuvieron sus puntos culminantes en la extendida huelga de inquilinos de 1907, la “Semana Roja” de 1909, y la “Ley de Defensa Social” en 1910. Pero, al mismo tiempo, una fracción mayoritaria de la elite consideró que la represión no era el medio adecuado para alcanzar los objetivos científicos y políticos que se había propuesto.

Entre 1890 y 1908, comenzó a desplegarse y conformarse un discurso que puede resumirse en el siguiente enunciado: gobernar es poblar, y poblar es educar. Pero el sentido de las políticas educativas no consistía en elevar el nivel socio-cultural de la población, sino constituir un dispositivo disciplinador. La educación debía producir identidad nacional argentina en los extranjeros, es decir, “argentinizarlos”: la argentinización consistía en producir un nuevo sujeto “argentino”, lo que suponía trastocar las costumbres, idioma, ideología, sentimientos, y prácticas sociales, que los inmigrantes traían de sus países de origen, por un nuevo modo y forma de ser.

La educación debía fabricar nuevos sujetos, para lo cual era necesario un diseño de sujeto argentino modelizado, y una tecnología educativa para hacer que los hombres y mujeres inmigrantes se transformaran a sí mismos a imagen y semejanza de ese sujeto modelizado.

Surgió así la llamada “educación o cruzada patriótica”. No se trataba de una renuncia al positivismo y al liberalismo decimonónico, sino de su adaptación “a las condiciones particulares de la sociedad argentina”: positivismo y liberalismo patrióticos o nacionalizadores. Entre 1908 y 1914, el dispositivo educativo pasó a constituirse en el centro de la red de poder estatal, articulando dispositivos preexistentes con nuevos dispositivos creados expresamente para coadyuvar a la nacionalización patriótica de la población.

Estos dispositivos, como la asistencia pública, el hospital psiquiátrico, la penitenciaría, ó la ayuda social a los pobres, hicieron emerger nuevos saberes aplicados a nuevas prácticas discursivas, tales como el higienismo, los estudios antropológicos y psiquiátricos, la criminología, el caritativismo burgués, la psicología social y la sociología.

La cruzada patriótica también se desplegó a escala social, irradiando desde la red de poder nacionalizadora hacia todos los ámbitos de la sociedad: celebración de fiestas patrias, ornamentación de escuelas, edificios públicos, parques, plazas y calles con banderas argentinas y monumentos, bustos, mausoleos y estatuas de los próceres y héroes nacionales, tanto cívicos como militares.

Al mismo tiempo, a principios del siglo XX, se tomaron medidas administrativas y de gobierno cuyo objetivo era la organización burocrática del dispositivo militar, reorganizando los escalafones, promoviendo escuelas militares, fundando grandes unidades militares, e instituyendo el servicio militar obligatorio. El dispositivo escolar debía organizarse como un cuartel militar, y el cuartel militar debía educar patrióticamente: educación pública y servicio militar, ambos obligatorios, garantizaban un flujo masivo de población por las máquinas patrióticas de hacer argentinos.

En este contexto, nuestra Tesis se propone analizar críticamente las prácticas discursivas productoras de argentinidad de uno de los agentes sociales más importantes, protagónicos, y significativos del período que estudiamos: Carlos Octavio Bunge. Este intelectual perteneciente a una familia aristocrática, fue sociólogo, jurista, escritor, dramaturgo, novelista, introductor de la psicología experimental en el país, profesor universitario y académico; su adscripción al positivismo no le impidió el intento por conciliar el cientificismo con doctrinas espiritualistas provenientes de la tradición del romanticismo alemán y español.

Convencido de que la argentinidad era “algo por construir”, orientó toda su producción discursiva a la búsqueda de una explicación del “ser nacional” argentino, y a la elaboración de instrumentos a través de los cuales transformar la heterogeneidad étnica y social del país en un colectivo homogéneo tanto en términos raciales como ético-culturales. Entendió a su manera el “crisol de razas” argentino y aportó núcleos primarios de representaciones, orientados a la subjetividad de los sectores populares, que rápidamente se convirtieron en sentido común de todos los argentinos. Para Bunge, la educación era entendida como un experimento social en gran escala para inculcar una “moral argentina”, fundada en la convicción de que el culto a la patria era la creencia llamada a reconstituir el lazo social.

En esa convicción, desarrolló una trama discursiva en la que la reproducción del orden social resultaba compatible con el progreso a partir de inculcar en los trabajadores un sistema de prácticas basado en la “aspirabilidad”, la “cultura del trabajo”, y la “lucha por la existencia” oponiéndose a “terapéuticas” basadas tanto en la psiquiatrización como la criminalización de la protesta social. De estas concepciones dedujo el concepto de “movilidad social” estamentalmente restringida: si bien la sociedad estaba dividida naturalmente en un estamento superior y otro inferior, tanto unos como otros podían evolucionar o degenerar dentro de su propio estamento.

La felicidad social consistía, entonces, en que cada quien fuera el mejor dentro de la posición social que el destino le asignó, para lo cual era necesario inculcar en el estamento inferior la aceptación de su condición social, y en el estamento superior el deber ser clase dirigente. Una vez aceptada esta “división del trabajo social” entre quienes estaban llamados a ejercer el mando y los que debían obedecer, y entre quienes debían ejercer funciones dirigentes y ser dirigidos todos debían adaptarse y aceptar que el cuerpo social sólo podía desarrollarse y evolucionar si funcionaba en forma coordinada. Todas las funciones, posiciones y roles sociales eran igualmente importantes, de la misma manera en que un organismo necesitaba tanto del cerebro como de los músculos.

La condición de aceptabilidad de estas diferencias sociales jerárquicas y desiguales entre superiores e inferiores (que a veces era enunciada en términos de raza, y otras veces en términos de clase) era la común pertenencia a un colectivo simbólico común que era la argentinidad. La patria sólo podía ser grande y poderosa si cada quien era el mejor en lo que le había tocado ser, y a la vez, ser el mejor dependía de que la patria sea la mejor entre todas las patrias.

De modo que la presente Tesis no pretende ser un estudio sobre sociología ó historia de la educación ó de historia de las ideas; tampoco nos proponemos un estudio general sobre el pensamiento de Carlos O. Bunge. Todos estos tópicos ya se encuentran debidamente estudiados y explicados por investigaciones anteriores y serán utilizados como insumos para abordar nuestra Tesis.

Constituye el objetivo general de esta Tesis mostrar los efectos de poder producidos por las prácticas discursivas de Bunge, cómo y por qué éstas fueron aceptadas, asimiladas e incorporadas socialmente a los nudos de formas de pensar y formas de hacer ya existentes en el régimen de verdad argentino.]]>
2021-11-30T11:25:06-03:00

Dublin Core

Título

Nuestra Patria : la producción de la argentinidad (como régimen de verdad) y la educación patriótica escolar (1890-1914) en el discurso de Carlos Octavio Bunge

Colaborador

Schuster, Federico Luis

Fecha

2007

Spatial Coverage

Temporal Coverage

1890-1914

Descripción

¿Cómo somos los argentinos? ¿Por qué somos como somos? ¿Existe un ser nacional?. A lo largo de la historia argentina éstas preguntas, y la búsqueda de sus respuestas fueron configurando un orden del discurso que inscribió en las prácticas sociales una subjetividad tensionada por la contradicción entre el proceso de modernización y desarrollo capitalista y el proceso de producción de la identidad nacional.

La particularidad que explicaría esta contradicción tiene como base material el proceso mismo de construcción de la sociedad argentina, en el que los procesos inmigratorios (tanto externos como internos) se constituyeron como elementos fundamentales para entender la obsesión de las clases dominantes por definir un sujeto argentino modelo, homogéneo racial y culturalmente, como condición para su adaptación a la reproducción del orden social.

Entendemos por régimen de verdad un nudo de formas de pensar y formas de hacer (racionalidades, prácticas, acontecimientos) que los hacen aceptables o evidentes en un momento dado, es decir, que los hacen existir históricamente como “sistemas de acción”, “regímenes de prácticas”, “campos de experiencias”, que definen a los sujetos y los objetos, y la relación de los sujetos con la verdad, la norma, y consigo mismos: sujeto de conocimiento; sujeto social o jurídico; sujeto ético; en suma, articulación entre sujeto, verdad, y poder.

El régimen de verdad instaurado constitutivamente con la modernidad capitalista argentina establece su supremacía a partir de definirse como científico. El positivismo es, a su vez, el paradigma a partir del cual se establece en qué consiste un saber científico y, por consiguiente, determina qué saberes deben ser descalificados por no ser científicos.

El positivismo opera presentando una discursividad que fundamenta unas prácticas sociales hacia el futuro; se trata de la idea de progreso, de perfeccionamiento siempre en proceso, de normatividad civilizatoria siempre acechada por una barbarie siempre insurgente, y que por tanto, debe continuamente perfeccionarse en tanto saber productor de saberes-sujetos, más eruditos, más eficaces, más vigilantes y correctivos. Ahí donde parece que se ha establecido definitivamente un nivel de normalidad, surge la necesidad de encontrar un nuevo saber que descubra en la normalidad una anormalidad oculta, encubierta, en suma, una virtualidad por clasificar, vigilar, corregir ó castigar.

El sujeto no es identificable con un conjunto rígido de características (una ‘naturaleza del sujeto’), ó una cosificación asumida como sustancia, sino como la derivación de un sistema de relaciones sociales caracterizada por su capacidad de acción y de autoproducción. Ni el sujeto es algo situado por encima del individuo y de la historia, ni es el individuo. El concepto de sujeto solo puede, entonces, estar basado en una teoría de la intersubjetividad. Los objetos no son cosas (aunque así las reconozcamos), sino el producto de la actividad de los individuos, y en tanto tales expresan la subjetividad socialmente existente: no son más que la cristalización del sistema de relaciones sociales que condiciona la subjetividad social.

En este contexto teórico, nuestra Tesis se propone estudiar la “argentinidad” como régimen de verdad, investigando la arqueología de los discursos y la genealogía de las relaciones de poder que entre 1890 y 1914 se desplegaron para la producción de “sujetos argentinos modelos”.

Entenderemos la “argentinidad” como una forma de hacer más que de ser, para producir unos sujetos-sujetados al orden del discurso de un estado de dominación, cuyas bases materiales requerían inscribir en el cuerpo de los sujetos unas estructuras de comportamiento reales y virtuales, afines con la reproducción del sistema capitalista argentino.

La formación del dispositivo estatal argentino, como unificador político de la nación, fue impulsado por una elite intelectual y política que adoptó el positivismo como fundamento epistemológico para construir una nación organizada científicamente. La sociedad argentina debía adaptarse a las condiciones que requería un desarrollo en orden y con progreso indefinido. En suma, articulación entre ciencia positivista e ideología liberal.

Como parte del programa modernizador, a partir de mediados del siglo XIX, se consideró necesario poblar el país, adoptándose políticas estatales de fomento de la inmigración masiva europea: gobernar era poblar. La población del país tenía un doble objetivo: transplantar la civilización europea al “desierto y la barbarie argentina” preexistente, condición para mejorar “la raza”, objetivo científico; y para dotar al proceso modernizador de fuerza de trabajo calificada, objetivo político.

Sin embargo, hacia fines del siglo XIX, los mismos intelectuales y políticos que habían diseñado, justificado, y legitimado el programa inmigratorio comenzaron a advertir que la ingeniería social para transformar a la Argentina en un país civilizado, vía el transplante poblacional, producía “efectos no deseados” que dificultaban, entorpecían, neutralizaban, ó desvirtuaban, los objetivos científicos y políticos esperados. El transplante había sido exitoso, pero los sujetos transplantados no parecían favorecer la “regeneración de la raza argentina” ni adaptarse dócilmente, en tanto fuerza de trabajo, a las condiciones del capitalismo argentino.

Los inmigrantes no eran los esperados anglo-sajones, sino españoles, italianos del sur, rusos, polacos, eslavos, considerados “razas inferiores”, es decir, no portadores de progreso y civilización; y al mismo tiempo, introducían en el país “ideologías extrañas al ser nacional”, es decir, contestatarias del orden social capitalista: no eran laboriosas masas dóciles y liberales, sino anarquistas revolucionarias.

La elite intelectual y dirigente entendió que era necesario adoptar medidas urgentes para resolver estos “efectos no deseados” de la inmigración. En el corto plazo, se adoptaron medidas de carácter represivo, como la “Ley de Residencia” de 1902, que establecía la deportación de los extranjeros “inadaptables” a su país de origen, y el uso de las fuerzas policiales y militares para reprimir las huelgas y manifestaciones anti-capitalistas de la clase trabajadora urbana y rural, que tuvieron sus puntos culminantes en la extendida huelga de inquilinos de 1907, la “Semana Roja” de 1909, y la “Ley de Defensa Social” en 1910. Pero, al mismo tiempo, una fracción mayoritaria de la elite consideró que la represión no era el medio adecuado para alcanzar los objetivos científicos y políticos que se había propuesto.

Entre 1890 y 1908, comenzó a desplegarse y conformarse un discurso que puede resumirse en el siguiente enunciado: gobernar es poblar, y poblar es educar. Pero el sentido de las políticas educativas no consistía en elevar el nivel socio-cultural de la población, sino constituir un dispositivo disciplinador. La educación debía producir identidad nacional argentina en los extranjeros, es decir, “argentinizarlos”: la argentinización consistía en producir un nuevo sujeto “argentino”, lo que suponía trastocar las costumbres, idioma, ideología, sentimientos, y prácticas sociales, que los inmigrantes traían de sus países de origen, por un nuevo modo y forma de ser.

La educación debía fabricar nuevos sujetos, para lo cual era necesario un diseño de sujeto argentino modelizado, y una tecnología educativa para hacer que los hombres y mujeres inmigrantes se transformaran a sí mismos a imagen y semejanza de ese sujeto modelizado.

Surgió así la llamada “educación o cruzada patriótica”. No se trataba de una renuncia al positivismo y al liberalismo decimonónico, sino de su adaptación “a las condiciones particulares de la sociedad argentina”: positivismo y liberalismo patrióticos o nacionalizadores. Entre 1908 y 1914, el dispositivo educativo pasó a constituirse en el centro de la red de poder estatal, articulando dispositivos preexistentes con nuevos dispositivos creados expresamente para coadyuvar a la nacionalización patriótica de la población.

Estos dispositivos, como la asistencia pública, el hospital psiquiátrico, la penitenciaría, ó la ayuda social a los pobres, hicieron emerger nuevos saberes aplicados a nuevas prácticas discursivas, tales como el higienismo, los estudios antropológicos y psiquiátricos, la criminología, el caritativismo burgués, la psicología social y la sociología.

La cruzada patriótica también se desplegó a escala social, irradiando desde la red de poder nacionalizadora hacia todos los ámbitos de la sociedad: celebración de fiestas patrias, ornamentación de escuelas, edificios públicos, parques, plazas y calles con banderas argentinas y monumentos, bustos, mausoleos y estatuas de los próceres y héroes nacionales, tanto cívicos como militares.

Al mismo tiempo, a principios del siglo XX, se tomaron medidas administrativas y de gobierno cuyo objetivo era la organización burocrática del dispositivo militar, reorganizando los escalafones, promoviendo escuelas militares, fundando grandes unidades militares, e instituyendo el servicio militar obligatorio. El dispositivo escolar debía organizarse como un cuartel militar, y el cuartel militar debía educar patrióticamente: educación pública y servicio militar, ambos obligatorios, garantizaban un flujo masivo de población por las máquinas patrióticas de hacer argentinos.

En este contexto, nuestra Tesis se propone analizar críticamente las prácticas discursivas productoras de argentinidad de uno de los agentes sociales más importantes, protagónicos, y significativos del período que estudiamos: Carlos Octavio Bunge. Este intelectual perteneciente a una familia aristocrática, fue sociólogo, jurista, escritor, dramaturgo, novelista, introductor de la psicología experimental en el país, profesor universitario y académico; su adscripción al positivismo no le impidió el intento por conciliar el cientificismo con doctrinas espiritualistas provenientes de la tradición del romanticismo alemán y español.

Convencido de que la argentinidad era “algo por construir”, orientó toda su producción discursiva a la búsqueda de una explicación del “ser nacional” argentino, y a la elaboración de instrumentos a través de los cuales transformar la heterogeneidad étnica y social del país en un colectivo homogéneo tanto en términos raciales como ético-culturales. Entendió a su manera el “crisol de razas” argentino y aportó núcleos primarios de representaciones, orientados a la subjetividad de los sectores populares, que rápidamente se convirtieron en sentido común de todos los argentinos. Para Bunge, la educación era entendida como un experimento social en gran escala para inculcar una “moral argentina”, fundada en la convicción de que el culto a la patria era la creencia llamada a reconstituir el lazo social.

En esa convicción, desarrolló una trama discursiva en la que la reproducción del orden social resultaba compatible con el progreso a partir de inculcar en los trabajadores un sistema de prácticas basado en la “aspirabilidad”, la “cultura del trabajo”, y la “lucha por la existencia” oponiéndose a “terapéuticas” basadas tanto en la psiquiatrización como la criminalización de la protesta social. De estas concepciones dedujo el concepto de “movilidad social” estamentalmente restringida: si bien la sociedad estaba dividida naturalmente en un estamento superior y otro inferior, tanto unos como otros podían evolucionar o degenerar dentro de su propio estamento.

La felicidad social consistía, entonces, en que cada quien fuera el mejor dentro de la posición social que el destino le asignó, para lo cual era necesario inculcar en el estamento inferior la aceptación de su condición social, y en el estamento superior el deber ser clase dirigente. Una vez aceptada esta “división del trabajo social” entre quienes estaban llamados a ejercer el mando y los que debían obedecer, y entre quienes debían ejercer funciones dirigentes y ser dirigidos todos debían adaptarse y aceptar que el cuerpo social sólo podía desarrollarse y evolucionar si funcionaba en forma coordinada. Todas las funciones, posiciones y roles sociales eran igualmente importantes, de la misma manera en que un organismo necesitaba tanto del cerebro como de los músculos.

La condición de aceptabilidad de estas diferencias sociales jerárquicas y desiguales entre superiores e inferiores (que a veces era enunciada en términos de raza, y otras veces en términos de clase) era la común pertenencia a un colectivo simbólico común que era la argentinidad. La patria sólo podía ser grande y poderosa si cada quien era el mejor en lo que le había tocado ser, y a la vez, ser el mejor dependía de que la patria sea la mejor entre todas las patrias.

De modo que la presente Tesis no pretende ser un estudio sobre sociología ó historia de la educación ó de historia de las ideas; tampoco nos proponemos un estudio general sobre el pensamiento de Carlos O. Bunge. Todos estos tópicos ya se encuentran debidamente estudiados y explicados por investigaciones anteriores y serán utilizados como insumos para abordar nuestra Tesis.

Constituye el objetivo general de esta Tesis mostrar los efectos de poder producidos por las prácticas discursivas de Bunge, cómo y por qué éstas fueron aceptadas, asimiladas e incorporadas socialmente a los nudos de formas de pensar y formas de hacer ya existentes en el régimen de verdad argentino.

Idioma

spa

Extent

214 p.

Derechos

info:eu-repo/semantics/openAccess
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-NC-ND 2.0)

Formato

application/pdf

Cobertura

ARG
1890-1914

Tesis Item Type Metadata

Título obtenido

Doctor de la Universidad de Buenos Aires en Ciencias Sociales

Institución otorgante

Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales

Lugar de edición

]]>
https://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/2540 <![CDATA[No sos vos, es tu preparación sexo-afectiva : un análisis teórico de la gestión de las emociones y el vínculo porno en el semiocapitalismo ]]> La presente tesina se desarrollará como un ensayo argumentativo a través del cual analizaremos diferentes perspectivas y relaciones entre capitalismo, preparación sexo-afectiva y recursos culturales como el autoengaño. Tendremos en cuenta que el capitalismo tardío tomó a la vida emocional y la convirtió en un aspecto esencial del comportamiento económico. De este modo, la vida emocional siguió la lógica del intercambio y las relaciones económicas. En el marco de las emociones (mercantilización de sentimientos y los deseos) analizaremos los procesos de subjetivación en los niveles: afectivo, sexual y su vinculación con el dolor.

Partimos de pensar que existen múltiples factores que confluyen en nuestra subjetividad, en cómo la construimos, por ende, en la manera en que vemos el mundo, a los otros y a nosotros mismos. Se tomará a la preparación (educación) sexo-afectiva como una lógica transversal, un entramado que se encuentra en los espacios, los tiempos, los sentidos, los cuerpos y las emociones. Esta preparación no solo nos educa en cómo relacionarnos y cómo vincularnos, sino que también nos enseña una incapacidad de vinculación con el otro.

Por lo tanto, en el marco de las emociones nos preguntamos: ¿Cómo los procesos de hipercomunicación, capitalismo tardío y posmodernismo influyen en las formas de ver el mundo y de vernos a nosotros mismos? ¿Qué provoca la erosión del Eros? ¿Cómo se administra el sufrimiento cuándo está en juego, más allá del amor, del deseo y del afecto, el núcleo mismo del yo? ¿Qué sucede en la vinculación con los otros, con los medios y con nuestra propia subjetividad? ¿Cómo el capitalismo administra los afectos? ¿Cómo es la relación actual entre sexo y afecto? ¿Persisten los parámetros románticos o de qué manera lo hacen? ¿Qué genera la presencia del otro? ¿Cómo se produce la lógica de producción de satisfacción frustrante (amorosa – porno)? ]]>
2022-05-19T10:44:43-03:00

Dublin Core

Título

No sos vos, es tu preparación sexo-afectiva : un análisis teórico de la gestión de las emociones y el vínculo porno en el semiocapitalismo

Colaborador

Mundo, Daniel

Fecha

2022

Descripción

La presente tesina se desarrollará como un ensayo argumentativo a través del cual analizaremos diferentes perspectivas y relaciones entre capitalismo, preparación sexo-afectiva y recursos culturales como el autoengaño. Tendremos en cuenta que el capitalismo tardío tomó a la vida emocional y la convirtió en un aspecto esencial del comportamiento económico. De este modo, la vida emocional siguió la lógica del intercambio y las relaciones económicas. En el marco de las emociones (mercantilización de sentimientos y los deseos) analizaremos los procesos de subjetivación en los niveles: afectivo, sexual y su vinculación con el dolor.

Partimos de pensar que existen múltiples factores que confluyen en nuestra subjetividad, en cómo la construimos, por ende, en la manera en que vemos el mundo, a los otros y a nosotros mismos. Se tomará a la preparación (educación) sexo-afectiva como una lógica transversal, un entramado que se encuentra en los espacios, los tiempos, los sentidos, los cuerpos y las emociones. Esta preparación no solo nos educa en cómo relacionarnos y cómo vincularnos, sino que también nos enseña una incapacidad de vinculación con el otro.

Por lo tanto, en el marco de las emociones nos preguntamos: ¿Cómo los procesos de hipercomunicación, capitalismo tardío y posmodernismo influyen en las formas de ver el mundo y de vernos a nosotros mismos? ¿Qué provoca la erosión del Eros? ¿Cómo se administra el sufrimiento cuándo está en juego, más allá del amor, del deseo y del afecto, el núcleo mismo del yo? ¿Qué sucede en la vinculación con los otros, con los medios y con nuestra propia subjetividad? ¿Cómo el capitalismo administra los afectos? ¿Cómo es la relación actual entre sexo y afecto? ¿Persisten los parámetros románticos o de qué manera lo hacen? ¿Qué genera la presencia del otro? ¿Cómo se produce la lógica de producción de satisfacción frustrante (amorosa – porno)?

Idioma

spa

Extent

133 p.

Derechos

info:eu-repo/semantics/openAccess
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-NC-ND 2.0)

Formato

application/pdf

Tesis Item Type Metadata

Título obtenido

Licenciada en Ciencias de la Comunicación

Institución otorgante

Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales

Lugar de edición

Identificador interno

5246
]]>
https://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/2130 <![CDATA[Desde Maléfica hasta Aladdín : ¿mismas historias, nuevas princesas? : análisis representacional de los conceptos de familia e identidad en las remakes de Disney Live Action]]> “Al igual que tantas niñas alrededor del mundo, yo crecí jugando a ser una princesa de Disney. Y no descarto que ésa sea la razón por la cual terminé trabajando en esta compañía como guionista. Pero el cariño que les tengo no impide que no pueda entender que necesitamos mostrarlas bajo otra luz, darles la oportunidad de que puedan ser todo lo que ellas deseen” . Esta afirmación pertenece a Pamela Ribon, escritora estadounidense que, actualmente, trabaja como guionista para grandes films de la Compañía Walt Disney. Ella fue quien ideó la comentada y disruptiva escena en WiFi Ralph (2018) donde Vanellope, la pequeña protagonista, se encuentra con las Princesas.

Pero Ribon, como bien lo afirma en la entrevista con Viva, reconoce que las protagonistas de una de las franquicias más importantes de la agencia requieren atravesar una transformación para adaptarse a la audiencia actual. Las Princesas del siglo XXl, como Elsa de Frozen (2019), centralizan nuevas narrativas y rompen con determinados estereotipos, comenzando a sugerir una perspectiva feminista. En cambio, son las Princesas tradicionales, como Aurora o Cenicienta, quienes se encuentran más a destiempo de la coyuntura actual.
En este sentido, resulta pertinente destacar que: ...es indiscutible que la cultura infantil contemporánea está cambiando, pero esos cambios son resultados de cambios políticos (por ejemplo, en la relación del Estado y el mercado), cambios económicos (por ejemplo, en las estrategias de las empresas comerciales) y cambios sociales (por ejemplo, en la naturaleza de la vida familiar o en las relaciones de poder entre adultos y niños) (Buckingham, 2007, p.102).

La inmensa cantidad de variaciones en los procesos de configuración de subjetividades infantiles que ocurrieron en los últimos años reflejan el intercambio constante entre las producciones culturales y sus audiencias, y ambas son fundamentales dentro del estudio de las Ciencias de la Comunicación. Así, el particular interés del presente trabajo es observar esta situación más detenidamente dentro del mundo de las Princesas creado por la Compañía Walt Disney.

Su rol dentro de la industria cultural es fundamental debido a su alcance mundial y transgeneracional; y los dichos de la escritora Ribon son una excelente prueba de ello, de cómo ciertos estereotipos formaron parte de su desarrollo infantil en particular. Sin embargo, su caso no debe leerse como individual y único, sino como representativo en términos generacionales. Las Princesas, junto con las narrativas que las envuelven, forman parte activa en la configuración de la subjetividad, es decir, en cómo los miembros de una comunidad aprenden sobre los modelos culturales de su contexto, haciéndolos propios y transformándolos en parte de su vida cotidiana.

Pero, ¿cómo es que el análisis en torno a las producciones culturales y sus audiencias comenzaron a considerarse relevantes? Algunos autores, como Richard Hoggart, Raymond Williams y Stuart Hall, instauraron una línea de pensamiento centrada en el papel vital del contexto social en los procesos de significación y en el rol activo de la audiencia como productora de sentido. Es a través de las prácticas cotidianas que comprendemos la diversidad de la producción cultural. Así, son los estudios culturales los que colocan el foco de investigación en lograr observar la articulación entre la cultura y la vida cotidiana.

Para América Latina, son los Estudios de la Recepción los que continúan esta perspectiva, con autores como Nestor García Canclini, Jesús Martín Barbero o Anibal Ford. Son ellos quienes, en vez de centrarse en las agencias de comunicación, desplazan el análisis hacia los procesos y acciones desarrollados por el público.

Sin embargo, ambas corrientes lograron derivar en líneas de trabajo pedagógicas, como la Pedagogía Crítica. Es esta corriente la que, especialmente, se pregunta por las infancias y las juventudes, con exponentes como David Buckingham, Henry Giroux o Nicholas Kincheloe.

Así, el análisis desarrollado en las próximas páginas en torno al mundo de las Princesas estará acompañado por estos referentes y sus estudios alrededor de la cultura, sus consumos y los movimientos de las audiencias. Además, otro participante fundamental será, evidentemente, el mercado.

En los procesos de enculturación su rol se vuelve fundamental, especialmente durante el desarrollo de los más jóvenes. Como bien afirma Minzi (2003): El mercado redacta el guión de la vida infantil, define qué es lo que los chicos desearán, a qué jugarán, sobre qué charlarán, sobre qué discutirán o agradecerán a sus padres, sobre qué compartirán con sus pares, qué pensarán, qué dibujarán, qué soñarán, qué pedirán a Papá Noel (p. 289).

A través de su extensa oferta, el mercado es una de las mayores referencias simbólicas de los tiempos actuales. Tanto los medios como las redes transmiten conductas y formas de vivir. Y de allí la importancia de las simpáticas Princesas quienes, más que otros personajes del mágico mundo de Walt, comunican valores, conductas y temáticas que impactan en los imaginarios infantiles para transformar sus realidades.

Así es como, a través de la circulación y apropiación, unos aparentemente simples productos materiales operan en verdad como símbolos que construyen conocimiento y configuran la identidad. Siguiendo esta lógica, tomaremos como central la definición que ofrece García Canclini sobre el consumo cultural. El autor lo define como “... el conjunto de procesos de apropiación y usos de productos en los que el valor simbólico prevalece sobre los valores de uso y de cambio, o donde al menos estos últimos se reconfiguran subordinados a la dimensión simbólica” (García Canclini, 1999, p. 42). Como bien continúa en su texto, estudiar el consumo no es únicamente hacer un relevamiento estadístico de ventas sino un análisis de los usuarios respecto a la selección y combinación de productos y mensajes. Estudiar tanto las ofertas técnicas y simbólicas como también su aprobación resultan fundamentales para comprender la cultura de consumo develando las dinámicas de agencias como la Compañía Walt Disney y de las distintas audiencias.

En la actualidad, estas agencias del mercado logran interpelar a los niños antes que la propia escuela en la producción de sentido. Históricamente, era la esfera pública la encargada de, luego de la familia, trabajar sobre la inclusión del individuo en la sociedad. La participación de estos nuevos agentes genera una reestructuración del circuito de socialización y, por lo tanto, una reconfiguración del sentido de la infancia. De esta manera, una empresa multinacional como la Compañía Walt Disney se convierte en un jugador principal a la hora de pensar el desarrollo infantil. En palabras de Giroux (1996): La necesidad de tales análisis queda ejemplificada en el poderoso papel que los medios de comunicación están asumiendo en la producción de imágenes y textos que invaden áreas cada vez más vastas de la vida diaria. Bajo la rúbrica de la diversión, el entretenimiento y la evasión, se están creando grandes esferas públicas que parecen demasiado inocentes para merecer análisis políticos. Tal es el caso de la Disney Company (p. 54).

Sin embargo, es detrás de los mundos mágicos y sus personajes estereotipados en donde se esconden determinadas ideas y valores, las cuales suelen trabajarse con sutileza. Siguiendo a Steinberg y Kincheloe (2000): “Igual que la enseñanza del aula y el currículum escolar nunca son simplemente mensajeros/transmisores neutrales desinteresados de datos, la cultura infantil de las empresas comerciales oculta un programa”(p. 25).

Y aquí radica otro de los focos del presente trabajo: ¿qué entrañan las narrativas de ciertas películas de Princesas? ¿Qué ideas, valores y posturas políticas se esconden detrás de estos personajes tan relevantes para el universo infantil actual?

Por otro lado, debemos destacar que el entramado de significaciones construido por la agencia se nutre de sus films como fuente vital, pero ellos no son los únicos productos relevantes. Entonces, es pertinente destacar la situación de la agencia en torno a la circulación de productos que exceden el mundo cinematográfico. Actualmente, la multinacional cuenta con canales de radio y televisión, parques de atracciones en Estados Unidos, Francia, Japón y China, estudios discográficos, perfiles en redes sociales como Instagram, Twitter y Youtube. Además, la Compañía Walt Disney a principios del 2019 compró a la multinacional de medios 21st Century Fox por una suma mayor a setenta millones de dólares, sumando, entre otros activos, estudios cinematográficos, de televisión y diversas señales de cable.

En resumen, según el sitio web Statista (2020): La adquisición en los últimos años de los derechos de míticas franquicias como Star Wars o el Universo Cinematográfico de Marvel, así como de 20th Century Fox, estudio detrás de Los Simpson, ha contribuido al incremento continuo de sus arcas. En el último ejercicio, finalizado el 28 de septiembre de 2019, la empresa de Mickey Mouse generó unos ingresos de aproximadamente 69.600 millones de dólares estadounidenses, la cifra más elevada de la pasada década (Statista, 2020).

Además, la agencia lanzó en noviembre de 2019 la plataforma de streaming Disney + en Estados Unidos, la cual llegó a la Argentina a finales del 2020. La misma condensa toda la variedad de contenidos que actualmente posee la Compañía, incluyendo algunas de sus últimas adquisiciones, como producciones de la National Geographic. Durante el año pasado, la plataforma superó los noventa millones de suscriptores en el mundo, cifra que habían estimado alcanzar recién en el año 2024. Dadas las condiciones de mayor encierro y aislamiento que involucra la actual pandemia, se mantiene la certeza de que este número continuará en aumento. Así, Disney demuestra no haberse quedado atrás en el mercado cultural y se afirma como una de las productoras de contenidos más importante a nivel mundial.]]>
2021-11-25T08:30:26-03:00

Dublin Core

Título

Desde Maléfica hasta Aladdín : ¿mismas historias, nuevas princesas? : análisis representacional de los conceptos de familia e identidad en las remakes de Disney Live Action

Colaborador

Minzi, Viviana

Fecha

2021

Descripción

“Al igual que tantas niñas alrededor del mundo, yo crecí jugando a ser una princesa de Disney. Y no descarto que ésa sea la razón por la cual terminé trabajando en esta compañía como guionista. Pero el cariño que les tengo no impide que no pueda entender que necesitamos mostrarlas bajo otra luz, darles la oportunidad de que puedan ser todo lo que ellas deseen” . Esta afirmación pertenece a Pamela Ribon, escritora estadounidense que, actualmente, trabaja como guionista para grandes films de la Compañía Walt Disney. Ella fue quien ideó la comentada y disruptiva escena en WiFi Ralph (2018) donde Vanellope, la pequeña protagonista, se encuentra con las Princesas.

Pero Ribon, como bien lo afirma en la entrevista con Viva, reconoce que las protagonistas de una de las franquicias más importantes de la agencia requieren atravesar una transformación para adaptarse a la audiencia actual. Las Princesas del siglo XXl, como Elsa de Frozen (2019), centralizan nuevas narrativas y rompen con determinados estereotipos, comenzando a sugerir una perspectiva feminista. En cambio, son las Princesas tradicionales, como Aurora o Cenicienta, quienes se encuentran más a destiempo de la coyuntura actual.
En este sentido, resulta pertinente destacar que: ...es indiscutible que la cultura infantil contemporánea está cambiando, pero esos cambios son resultados de cambios políticos (por ejemplo, en la relación del Estado y el mercado), cambios económicos (por ejemplo, en las estrategias de las empresas comerciales) y cambios sociales (por ejemplo, en la naturaleza de la vida familiar o en las relaciones de poder entre adultos y niños) (Buckingham, 2007, p.102).

La inmensa cantidad de variaciones en los procesos de configuración de subjetividades infantiles que ocurrieron en los últimos años reflejan el intercambio constante entre las producciones culturales y sus audiencias, y ambas son fundamentales dentro del estudio de las Ciencias de la Comunicación. Así, el particular interés del presente trabajo es observar esta situación más detenidamente dentro del mundo de las Princesas creado por la Compañía Walt Disney.

Su rol dentro de la industria cultural es fundamental debido a su alcance mundial y transgeneracional; y los dichos de la escritora Ribon son una excelente prueba de ello, de cómo ciertos estereotipos formaron parte de su desarrollo infantil en particular. Sin embargo, su caso no debe leerse como individual y único, sino como representativo en términos generacionales. Las Princesas, junto con las narrativas que las envuelven, forman parte activa en la configuración de la subjetividad, es decir, en cómo los miembros de una comunidad aprenden sobre los modelos culturales de su contexto, haciéndolos propios y transformándolos en parte de su vida cotidiana.

Pero, ¿cómo es que el análisis en torno a las producciones culturales y sus audiencias comenzaron a considerarse relevantes? Algunos autores, como Richard Hoggart, Raymond Williams y Stuart Hall, instauraron una línea de pensamiento centrada en el papel vital del contexto social en los procesos de significación y en el rol activo de la audiencia como productora de sentido. Es a través de las prácticas cotidianas que comprendemos la diversidad de la producción cultural. Así, son los estudios culturales los que colocan el foco de investigación en lograr observar la articulación entre la cultura y la vida cotidiana.

Para América Latina, son los Estudios de la Recepción los que continúan esta perspectiva, con autores como Nestor García Canclini, Jesús Martín Barbero o Anibal Ford. Son ellos quienes, en vez de centrarse en las agencias de comunicación, desplazan el análisis hacia los procesos y acciones desarrollados por el público.

Sin embargo, ambas corrientes lograron derivar en líneas de trabajo pedagógicas, como la Pedagogía Crítica. Es esta corriente la que, especialmente, se pregunta por las infancias y las juventudes, con exponentes como David Buckingham, Henry Giroux o Nicholas Kincheloe.

Así, el análisis desarrollado en las próximas páginas en torno al mundo de las Princesas estará acompañado por estos referentes y sus estudios alrededor de la cultura, sus consumos y los movimientos de las audiencias. Además, otro participante fundamental será, evidentemente, el mercado.

En los procesos de enculturación su rol se vuelve fundamental, especialmente durante el desarrollo de los más jóvenes. Como bien afirma Minzi (2003): El mercado redacta el guión de la vida infantil, define qué es lo que los chicos desearán, a qué jugarán, sobre qué charlarán, sobre qué discutirán o agradecerán a sus padres, sobre qué compartirán con sus pares, qué pensarán, qué dibujarán, qué soñarán, qué pedirán a Papá Noel (p. 289).

A través de su extensa oferta, el mercado es una de las mayores referencias simbólicas de los tiempos actuales. Tanto los medios como las redes transmiten conductas y formas de vivir. Y de allí la importancia de las simpáticas Princesas quienes, más que otros personajes del mágico mundo de Walt, comunican valores, conductas y temáticas que impactan en los imaginarios infantiles para transformar sus realidades.

Así es como, a través de la circulación y apropiación, unos aparentemente simples productos materiales operan en verdad como símbolos que construyen conocimiento y configuran la identidad. Siguiendo esta lógica, tomaremos como central la definición que ofrece García Canclini sobre el consumo cultural. El autor lo define como “... el conjunto de procesos de apropiación y usos de productos en los que el valor simbólico prevalece sobre los valores de uso y de cambio, o donde al menos estos últimos se reconfiguran subordinados a la dimensión simbólica” (García Canclini, 1999, p. 42). Como bien continúa en su texto, estudiar el consumo no es únicamente hacer un relevamiento estadístico de ventas sino un análisis de los usuarios respecto a la selección y combinación de productos y mensajes. Estudiar tanto las ofertas técnicas y simbólicas como también su aprobación resultan fundamentales para comprender la cultura de consumo develando las dinámicas de agencias como la Compañía Walt Disney y de las distintas audiencias.

En la actualidad, estas agencias del mercado logran interpelar a los niños antes que la propia escuela en la producción de sentido. Históricamente, era la esfera pública la encargada de, luego de la familia, trabajar sobre la inclusión del individuo en la sociedad. La participación de estos nuevos agentes genera una reestructuración del circuito de socialización y, por lo tanto, una reconfiguración del sentido de la infancia. De esta manera, una empresa multinacional como la Compañía Walt Disney se convierte en un jugador principal a la hora de pensar el desarrollo infantil. En palabras de Giroux (1996): La necesidad de tales análisis queda ejemplificada en el poderoso papel que los medios de comunicación están asumiendo en la producción de imágenes y textos que invaden áreas cada vez más vastas de la vida diaria. Bajo la rúbrica de la diversión, el entretenimiento y la evasión, se están creando grandes esferas públicas que parecen demasiado inocentes para merecer análisis políticos. Tal es el caso de la Disney Company (p. 54).

Sin embargo, es detrás de los mundos mágicos y sus personajes estereotipados en donde se esconden determinadas ideas y valores, las cuales suelen trabajarse con sutileza. Siguiendo a Steinberg y Kincheloe (2000): “Igual que la enseñanza del aula y el currículum escolar nunca son simplemente mensajeros/transmisores neutrales desinteresados de datos, la cultura infantil de las empresas comerciales oculta un programa”(p. 25).

Y aquí radica otro de los focos del presente trabajo: ¿qué entrañan las narrativas de ciertas películas de Princesas? ¿Qué ideas, valores y posturas políticas se esconden detrás de estos personajes tan relevantes para el universo infantil actual?

Por otro lado, debemos destacar que el entramado de significaciones construido por la agencia se nutre de sus films como fuente vital, pero ellos no son los únicos productos relevantes. Entonces, es pertinente destacar la situación de la agencia en torno a la circulación de productos que exceden el mundo cinematográfico. Actualmente, la multinacional cuenta con canales de radio y televisión, parques de atracciones en Estados Unidos, Francia, Japón y China, estudios discográficos, perfiles en redes sociales como Instagram, Twitter y Youtube. Además, la Compañía Walt Disney a principios del 2019 compró a la multinacional de medios 21st Century Fox por una suma mayor a setenta millones de dólares, sumando, entre otros activos, estudios cinematográficos, de televisión y diversas señales de cable.

En resumen, según el sitio web Statista (2020): La adquisición en los últimos años de los derechos de míticas franquicias como Star Wars o el Universo Cinematográfico de Marvel, así como de 20th Century Fox, estudio detrás de Los Simpson, ha contribuido al incremento continuo de sus arcas. En el último ejercicio, finalizado el 28 de septiembre de 2019, la empresa de Mickey Mouse generó unos ingresos de aproximadamente 69.600 millones de dólares estadounidenses, la cifra más elevada de la pasada década (Statista, 2020).

Además, la agencia lanzó en noviembre de 2019 la plataforma de streaming Disney + en Estados Unidos, la cual llegó a la Argentina a finales del 2020. La misma condensa toda la variedad de contenidos que actualmente posee la Compañía, incluyendo algunas de sus últimas adquisiciones, como producciones de la National Geographic. Durante el año pasado, la plataforma superó los noventa millones de suscriptores en el mundo, cifra que habían estimado alcanzar recién en el año 2024. Dadas las condiciones de mayor encierro y aislamiento que involucra la actual pandemia, se mantiene la certeza de que este número continuará en aumento. Así, Disney demuestra no haberse quedado atrás en el mercado cultural y se afirma como una de las productoras de contenidos más importante a nivel mundial.

Idioma

spa

Extent

80 p.

Derechos

info:eu-repo/semantics/openAccess
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-NC-ND 2.0)

Formato

application/pdf

Tesis Item Type Metadata

Título obtenido

Licenciada en Ciencias de la Comunicación

Institución otorgante

Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales

Lugar de edición

Identificador interno

5045
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https://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/2021 <![CDATA[Storylling y creatividad : el reino de Harry Potter]]> En la siguiente tesina realizaré un recorrido a través de los cambios que se han producido en las formas de contar, gracias a la inserción de los new media y la cultura de la convergencia. A partir de ello, se tendrán en cuenta algunas transformaciones en el campo comunicacional en los últimos años, ya que las nuevas tecnologías han abierto un mundo de incontables posibilidades que permiten que los usuarios vuelquen, exploren, interactúen y compartan sus gustos y opiniones de modo virtual; pero las distancias no sólo se acortan, sino que también se modifican sus caminos. Profundizaré en la manera en que el mundo virtual condiciona al real y cómo es que un mundo ficcional logra empapar la realidad y abarcarlo todo.

Ahondaré no sólo en las nuevas formas de comunicar, sino que también buscaré estudiar los mundos narrativos y sus efectos sobre los consumidores, los cuales tampoco son inmutables en este proceso de cambio. Los nuevos métodos de consumo conllevan, consecuentemente, nuevas formas de consumir, de apropiarse e involucrarse. La pertinencia de este estudio tiene que ver, entonces, con la estrecha relación que mantienen las formas de narrar con la consolidación de los consumidores como seres activos e interactivos (prosumers). Los usuarios que exploran, que van en busca de aquello que les gusta, son propios de una era caracterizada por una hambruna de conocimiento, que jamás está satisfecha con sólo un vistazo.]]>
2021-11-25T08:30:21-03:00

Dublin Core

Título

Storylling y creatividad : el reino de Harry Potter

Colaborador

Sardegna, Mariela

Fecha

2016

Temporal Coverage

1998-2016

Descripción

Idioma

spa

Extent

100 p.

Derechos

info:eu-repo/semantics/openAccess
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-NC-ND 2.0)

Formato

application/pdf

Cobertura

1998-2016

Table Of Contents

Tesis Item Type Metadata

Título obtenido

Licenciada en Ciencias de la Comunicación

Institución otorgante

Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales

Lugar de edición

Identificador interno

3798
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