<![CDATA[Repositorio Digital Institucional Facultad de Ciencias Sociales-UBA]]> https://repositorio.sociales.uba.ar/items/browse?tags=Selfie&output=rss2 Thu, 28 Mar 2024 10:39:06 -0300 ayuda@sociales.uba.ar (Repositorio Digital Institucional Facultad de Ciencias Sociales-UBA) Zend_Feed http://blogs.law.harvard.edu/tech/rss <![CDATA[Devenir imagen : una mirada crítica sobre el fenómeno de la selfie]]> https://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/1129

Dublin Core

Título

Devenir imagen : una mirada crítica sobre el fenómeno de la selfie

Colaborador

Sarchman, Ingrid

Fecha

2019

Descripción

Si quisiéramos sacarnos una selfie, sólo deberíamos agarrar un teléfono celular, apuntar hacia nuestro rostro y compartir esa imagen en internet. En pocos segundos podríamos tener una selfie online y nuestro rostro digitalizado comenzaría a navegar por los mares de internet. Ya no nos resulta extraño ver este tipo de fotografías en diferentes redes sociales, aplicaciones de mensajería y medios de comunicación en general. De hecho, sólo en Instagram hay alrededor de 400 millones de fotos etiquetadas con el hashtag #selfie. Y si bien no se trata del primer tipo de autorrepresentación en la historia -existieron formatos pretéritos como los autorretratos pictóricos y fotográficos analógicos- en él se condensan particularidades propias de la sociedad capitalista post industrial en la cual la digitalización, el signo y el individualismo dejan su impronta de forma evidente. En este sentido, este trabajo se estructurará a partir de dos grandes ejes: uno histórico, que pretenderá buscar en el pasado significaciones en torno a la representación del rostro que se conecten con la selfie, y otro anclado en el presente, que buscará esclarecer cómo el contexto social-comunicacional actual se vincula con la selfie.

Empecemos por el concepto selfie. Nació en un foro australiano en 2002, pero fue recién en 2013 cuando, luego de una acelerada y vasta amplificación de su uso en todo el orbe, la academia incorporó oficialmente la palabra selfie. No sólo ocurrió eso, además el diccionario Oxford de lengua inglesa le concedió el reconocimiento al neologismo más importante de ese año. Este título, “neologismo del año”, realmente importa poco, pero subrayarlo enfatiza que se trata de un fenómeno a tener en cuenta, como mínimo advierte que algo nuevo empezó a ocurrir, algo que antes no tenía nominación específica comenzó a demandar una particular delimitación semántica. Según el diccionario inglés, selfie es “una fotografía que uno toma de sí mismo, normalmente con un smartphone o webcam, y que se cuelga en una web de medios de comunicación social”.

No habría problemas en coincidir que la definición anterior es acertada. Si bien el autorretrato es una práctica que nace, en su realización artística y pictórica, en algún pasaje de la edad media y se extiende durante el renacimiento, en su dimensión estrictamente fotográfica aparece recién en el siglo XIX. Fue Robert Cornelius, fotógrafo estadounidense, quien en 1839 realizó un daguerrotipo de sí mismo, logrando de este modo el primer autorretrato fotográfico y uno de los primeros retratos fotográficos de personas. Más adelante, alrededor del 1900, la aparición de la cámara de cajón portátil Kodak Brownie comenzó a facilitar la
extensión de la práctica del autorretrato fotográfico entre personas no asiduas a la fotografía.

Ahora bien, podríamos argumentar que las primeras autofotografías funcionan como la antesala de la selfie y están vinculadas fuertemente con ésta, sin embargo, aunque parecen designar lo mismo, no lo hacen. Por diferentes motivos que más adelante analizaremos, la tecnología empleada, el contexto sociopolítico y cultural en el cual cada una emerge, el objetivo o fin, la materialidad de la imagen, la puesta en circulación de la misma, etc, postulamos que la selfie es un fenómeno contemporáneo, propio del capitalismo postindustrial, de la sociedad de la información y de la comunicación digital de un mundo fuertemente globalizado.

Por lo pronto, quedémonos sólo con la selfie. Analíticamente podríamos diseccionarla en diversos elementos que la producen. Por un lado, la técnica, es decir, el celular o cámara web que permite la captura de la imagen; por otro, la imagen, producto final que surge del proceso de fotografía y su composición; y en tercer término, el deseo, entendiendo éste como la intención que se oculta detrás de la acción de fotografiarse. A primera vista, esta tríada puede resultar polémica y simplista: dos ejes estrictamente materialistas y otro más, si se nos permite, volátil e imaginario. Sin embargo, esta estructuración propone un mapa de lectura, un recorrido que nos permitirá avanzar en sobre tres terrenos disímiles y problemáticos pero necesarios para la dilucidación del objeto.

Situarnos en el terreno de la técnica nos permitirá cuestionar qué es lo propio de la técnica contemporánea que produce la selfie y cómo se relaciona con la técnica precedente. En el caso de que no exista tal técnica contemporánea, deberíamos indagar qué factores técnicos promovieron la aparición de las autofotos digitales. En este punto, será necesario volver a los albores analógicos de la fotografía para entender qué implica lo digital y, a su vez, conectar los dos mundos a través de las constantes presentes en ambos.

Atravesando el escabroso camino de la técnica, echaremos mano al armazón conceptual que nos brinda Martin Heidegger al desentrañar el funcionamiento de la técnica moderna. Siguiendo a este autor, si en la inquietante y finita temporalidad del ser-en-el-mundo del hombre, la posibilidad de materializarse en imágenes se le presenta a este como potencialmente infinita, ¿puede la selfie entenderse como una expresión de la cosificación del ser que denunciaba Heidegger?, o bien, ¿puede la selfie entenderse como un desocultar provocante que el hombre hace de sí mismo? Por otro lado, desde una mirada psicoanalítica podríamos preguntarnos, ¿cómo se vincula el narcisismo con la emergencia masiva de aparatos técnicos que permiten producir un sinfín de objetos-imágenes de uno mismo?

La imagen demandará dos niveles de análisis, que si bien se lucen amalgamados ante nuestros ojos, cada uno presenta su propia particularidad. Uno estará enfocado en la materialidad y el otro en la significación/subjetivación. Y si bien juntos podrían ser entendidos como materialidad significante-subjetivante, en esta ocasión serán discriminados como niveles diferentes porque consideramos que cada uno -ya sea en el mundo de los cuerpos y los objetos, o en la nebulosa de los diversos regímenes de signos-, podrá iluminar las penumbras intervinientes en el estallido del fenómeno selfie. Aquí nos detendremos para examinar las relaciones existentes entre la materialidad de los cuerpos y la materialidad de la imagen, ante lo cual necesariamente deberemos volver a traer a colación la condición digital de esta última. Reconociendo al rostro como elemento clave en cualquier autofoto digital, en el plano de la significación/subjetivación nos serviremos de entretejido teórico de Deleuze y Guattari, principalmente en lo que ellos llaman máquina abstracta de rostridad.

Además, la hipótesis del lago en Gubern o el estadio del espejo en Lacan nos introducen la noción de la formación yoica -en su instancia psíquica- como un hito clave en el desarrollo de la subjetividad. En este sentido, ¿qué conexiones podemos hilvanar entre la construcción de la subjetividad y la selfie?

Por último, en la tercera dimensión, el deseo, intentaremos acercarnos a aquello que motiva a los sujetos a producir selfies. Siguiendo a Boris Groys y Paula Sibilia, nos preguntaremos si es la libertad expresiva o, por el contrario, la obligación de autodiseño lo que interpela a las personas a que se tomen autofotografías digitales y las compartan. También, recurriremos a la noción de participación de Hito Steyerl para indagar sobre la existencia de un deseo en los individuos que los movilice a querer ser cosa-imagen en el mundo de las cosas.

Los caminos aquí expuestos nos guiarán en el análisis de las autofotos digitales que los sujetos crean y comparten en la comunidades donde interactúan, por ejemplo Instagram, Facebook, Twitter, Tinder, etc. A través de un recorrido que conecta niveles de análisis vinculados a través de conceptos bisagra como rostro y paisaje, individualismo y técnica, imagen y semiocapitalismo, deseo y representación, se abordará el fenómeno de la selfie desde una postura crítica que tiene como premisa las cuatro siguientes hipótesis:

1. La selfie encuentra en el rostro el precepto visual que organiza el sentido de la imagen.
2. La selfie conecta la formación yoica de los sujetos con el mundo técnico cosificante e individualista propio del capitalismo postindustrial.
3. En la selfie interviene el deseo de los sujetos de participar en las cosas-imágenes que fluyen el mundo de los objetos.
4. La selfie es producto de un gesto enmarcado en la obligación del diseño de sí.

Idioma

spa

Extent

92 p.

Derechos

info:eu-repo/semantics/openAccess
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-NC-ND 2.0)

Formato

application/pdf

Tesis Item Type Metadata

Título obtenido

Licenciado en Ciencias de la Comunicación

Institución otorgante

Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales

Lugar de edición

Identificador interno

4712
]]>
Fri, 07 Aug 2020 15:09:00 -0300
<![CDATA[Selfies y el relato de la intimidad : aproximaciones entre técnica, fotografía y vida privada]]> https://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/1813

Dublin Core

Título

Selfies y el relato de la intimidad : aproximaciones entre técnica, fotografía y vida privada

Autor/es

Colaborador

Albornoz, Martín

Fecha

2017

Descripción

Al menos una vez a lo largo de nuestra vida hemos escuchado la famosa frase: “una imagen vale más que mil palabras”. Esta frase hecha, cargada de sentido común y repetida hasta el hartazgo en los medios de comunicación, ha poblado el imaginario colectivo y su uso se extendió e hizo aplicable a varios ámbitos de la cotidianeidad. La misma parece indicar que lo visual tiene mayor preponderancia con respecto a los relatos plasmados en soporte escrito, o incluso a aquello expresado mediante la oralidad. Se sugiere que la imagen captada por la retina del ojo (la cual se convierte en recuerdo nemotécnico en el mejor de los casos), o por el objetivo de un dispositivo electrónico, tendría la capacidad de dar cierta información con mayor precisión que la que podría aportar el relato de un hecho específico. En base a esta breve explicación, podríamos suponer que si un día somos testigos de algún asesinato o accidente en la vía pública y tenemos en nuestras manos una cámara o dispositivo móvil que nos permita registrar ese hecho, lograríamos a través de esa imagen captada, tener un relato fotográfico que ayudaría a demostrar la secuencia de los hechos de manera correcta, sin empapar de una carga subjetiva lo que es mostrado. Siguiendo este razonamiento, podríamos sospechar que el relato oral o escrito de lo sucedido podría contener alteraciones, motivadas por la propia subjetividad de las personas involucradas o por un juego de intereses que puede beneficiar a perjudicar a los implicados.

Sin embargo, es menester reconocer que la fotografía también es susceptible de sufrir modificaciones. En la era analógica la intervención sobre la película se realizaba manualmente coloreando zonas específicas del rollo, con el propósito de darle un mayor realce a un objeto o persona, distinguiéndolo del entorno general. Con la evolución técnica y la construcción de cámaras digitales basada en un código binario, las fotografías han adoptado no sólo un nuevo soporte, sino que además ha tenido lugar la aparición de nuevos métodos de retoque y edición basados en programas de plataforma digital. Por lo tanto, los retoques que antaño se realizaban manualmente utilizando pinceles, lápices y valiéndose del buen pulso del fotógrafo, en la actualidad han cedido paso a las herramientas digitales tales como el Photoshop, el LigthRoom, el Picasa, etc.

A partir de ello, queremos establecer con suma claridad que tanto la fotografía como el soporte escrito no tienen por qué excluirse necesariamente, ni formar parte de universos separados. Tanto la imagen como el texto, cada cual con su lógica constructiva, trazan un vínculo de cooperatividad que ayuda a delinear el sentido final de lo relatado.

Idioma

spa

Extent

98 p.

Derechos

info:eu-repo/semantics/openAccess
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es
Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-NC-ND 2.0)

Formato

application/pdf

Identificador

http://repositorio.sociales.uba.ar/items/show/1813

Tesis Item Type Metadata

Título obtenido

Licenciado en Ciencias de la Comunicación

Institución otorgante

Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales

Lugar de edición

Identificador interno

4198
]]>
Tue, 27 Apr 2021 13:13:14 -0300