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  • Descripción es exacto "Este trabajo indaga en las relaciones entre música popular, mercado y política a través de la figura de Ramón “Palito” Ortega. Primera gran estrella de la música televisada en Argentina, su biografía fue narrada tanto por el mito del self made man como por el ascenso social peronista, y sirvió además de antagonista para otros relatos culturales: desde la autonomización del campo del rock nacional hasta el “que se vayan todos” de 2001.

    En el primer capítulo se problematiza la figura del hombre hecho a sí mismo bajo el foco de los relatos de inmigración y de una innovación del starsystem de los años 60: siguiendo a Sergio Pujol, “si hasta entonces la fama había sido la recompensa al talento, ahora el talento era (o podía llegar a ser) la recompensa a la fama”.

    En el segundo capítulo, se analiza la creación del mercado de la juventud y la importación del rock en Argentina para obtener una serie de hipótesis sobre el nacimiento de la música joven cantada en castellano. La estrategia comercial del gerente de la RCA, Ricardo Mejía, creador del Club del Clan, permiten comprender las condiciones de producción de su primer gran ídolo: Palito Ortega.

    El tercer capítulo está dedicado a la película Pajarito Gómez, de Rodolfo Kuhn, notable ejemplo de la lectura de la izquierda cultural sobre el fenómeno de la juventud en los años 60. En el cuarto capítulo se utiliza otra película, Tango Feroz, para comprender la relación maniquea que el rock nacional estableció con la generación del Club del Clan, al menos hasta la recuperación cultural de la figura de Ortega, muy retrasada respecto de Sandro.

    El sexto capítulo se concentra en la carrera política de Ortega luego su autoexilio en Miami, empujado por el fracaso comercial de los recitales de Frank Sinatra en Buenos Aires. Ortega fue la solución que diseñó Carlos Menem para impedir la reconquista de Tucumán por parte del “partido militar” de Antonio Domingo Bussi, esta vez por las urnas. Tras su pasaje del menemismo al duhaldismo, cerró su carrera política entre lágrimas en el programa de Susana Giménez.

    El último capítulo se concentra en el regreso de Ortega a su carrera musical. Allí abrevan la retromanía, la autorreferencialidad de la televisión, y luego la reconciliación con el rock nacional, a través de dos caminos: la desintoxicación de Charly García y el prestigio progresista de su progenie. La familia Ortega, apta para Almorzando con Mirtha Legrand y la revista Rolling Stone. Además, se ensayan hipótesis sobre la sintonía entre el “efecto Ortega” y el diseño político del macrismo. Especialmente, el énfasis de la demanda sobre la oferta. Sobre el final, se repone el componente referencial de la música de Ortega como fantasma de aquello que se repite sin haber estado nunca presente."
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