Explorar registros (1 total)

Search criteria:
  • Descripción es exacto "Una tarde de invierno fui a visitar a mi mamá y, como era costumbre, me puse a revisar papeles viejos: carpetas del colegio, cajitas, boletos, calcomanías, revistas. Cada objeto representaba un momento de mi vida y me ayudaba a reconstruir el pasado, cada vez más lejano. Abrí el mueble donde solía guardar los juguetes cuando era chica y encontré una pila de suplementos Sí de Clarín. Inmediatamente me sumergí en esas hojas de diario que manchaban los dedos, ahora con un poco de olor a humedad. Se notaba el paso del tiempo y en algunos números en particular, el de la tijera: varias notas habían tenido el privilegio de pasar a formar parte de mi colección personal de recortes relacionados con el rock y el pop, con mis grupos favoritos, especialmente los que surgieron en la década del ’80: Los Fabulosos Cadillacs, Soda Stereo y Los Pericos, entre otros. Se hablaba de cómo el rock nacional triunfaba en Latinoamérica. Repasé las secciones de música internacional, de grupos “under” (como Catupecu Machu y Babasónicos) y “Lo que sale” la agenda semanal de espectáculos. Leí con cierta nostalgia la sección “Correo de Lectores” en donde “Natalia quiere cartearse con chicos de entre 13 y 18 años a los que les gusten los Enanitos Verdes”.

    Al tiempo que hojeaba los suplementos, intentaba situarme en el contexto de la época. Y de pronto aparecieron ante mí las notas vinculadas con la política: presentación de candidatos, orientación para quienes votaban por primera vez, encuestas a músicos reconocidos acerca de su filiación partidaria y la polémica por la participación de un grupo de rock en un acto político. Entonces me pregunté a quién iba dirigido ese discurso y cómo era yo en ese momento.

    Me recordé como una adolescente de 15 o 16 años que cursaba el secundario en el Comercial de San Isidro. Hija única, vivía con mis padres en un departamento de dos ambientes en Olivos. Mi papá técnico en televisión y mi mamá, ama de casa y estudiante. No sólo me gustaba la lectura, sino que me apasionaba la radio: era fanática de FM Rock & Pop y también era fiel oyente de la radio “trucha” barrial.

    Pensé en 1989, un año electoral en el que iba a ocurrir la primera renovación del mandato presidencial luego del regreso de la democracia.

    Si hubiese existido Google en esa época, seguramente “hiperinflación” habría sido la palabra más encontrada. Yo no conocía en profundidad el significado técnico económico del término, pero me impactaba el relato de mis padres al regreso del supermercado: una carrera desenfrenada por los pasillos tomando productos de las góndolas, perseguidos por repositores armados con rotuladoras que remarcaban los precios constantemente.

    Tras la profunda crisis que selló el destino del gobierno de Raúl Alfonsín, los candidatos por el peronismo Carlos Saúl Menem –gobernador de La Rioja- y su par de Córdoba, Eduardo Angeloz por el radicalismo, se disputaban la mayoría del electorado.

    Mientras tanto, en la escuela, si bien aún no teníamos edad para votar, se daban discusiones políticas que reflejaban las tradiciones familiares. El fútbol, el amor, la música y el tan ansiado viaje de egresados a Bariloche eran nuestros temas de conversación compartidos.

    Finalmente, Carlos Menem ganó las elecciones con el 47% de los votos, inaugurando una nueva etapa del país en todos los aspectos: económico, político, social y cultural.

    A partir de los ’90 el rock se fue transformando a sí mismo y cambió, en consecuencia, su relación con la política: desde el rock barrial y su crítica a la realidad social, pasando por la llamada “tragedia de Cromañón” -que tuvo consecuencias políticas pero también modificó drásticamente los circuitos de difusión de los grupos reduciendo los lugares aptos para tocar-, hasta una mayor
    proximidad del rock a la política, en un momento en que rockeros y políticos ya pertenecen a la misma generación.

    Una serie (incompleta y arbitraria) de instantáneas mentales ilustran este recorrido: La foto de Carlos Menem con los Rolling Stones en la Quinta de Olivos en 1995 en plena campaña por la reelección. La representación de la tragedia de Cromañón a través de la imagen de las zapatillas gastadas colgando de un cable. Amado Boudou –como vicepresidente de la Nación- tocando junto a La Mancha de Rolando. Avanti Morocha, de los Caballeros de la Quema, como símbolo de apoyo a Cristina Fernández de Kirchner. La pública amistad entre Aníbal Fernández (Jefe de Gabinete del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner) y Carlos “El Indio” Solari. Las presentaciones en televisión de Mauricio Macri en campaña emulando a Freddy Mercury. Y Ciudad Mágica, de Tan Biónica, como banda de sonido en los actos del PRO.

    Ahora el rock interactúa, con afinidades y nuevas tensiones, con la política. El vínculo también llegó a la TV en clave humorística de la mano del actor Diego Capusotto, quien relaciona explícitamente rock y política a través de sus personajes o, por caso, poniendo en boca de Perón canciones de Sumo.

    En este momento, en el que muchas cosas cambiaron y otras vuelven a repetirse, aquella pila de diarios olvidada se vuelve a convertir en un discurso con un significado particular que invita a ser redescubierto."
Resultados: 1 total
Formatos de salida

atom, csv, dcmes-xml, json, mobile-json, omeka-xml, rss2